31 de diciembre de 2014

LOS CIEN AÑOS DE 'NIEBLA'


«Todo esto que me pasa y que les pasa a los 
que me rodean, ¿es realidad o es ficción?»


¿CÓMO LLEGÓ «NIEBLA» A MIS MANOS? 

Era una de esas tardes, en las que el profesor terminó la clase unos minutos antes de lo previsto, y predecíamos que el próximo profesor llegara algo retrasado, así que en un intervalo de 30 minutos aprovechamos para salir del aula. Mi amigo de aula (esta vez evitaré escribir su nombre) me pidió para acompañarlo a la Farmacia, de hecho que acepté.
Y le preguntó al farmacéutico sobre una pastilla contra la ansiedad, pues –decía mi amigo- (esa persona) presenta síntomas de vómitos, nauseas, pero sí come. Yo me sentí reflejado en los argumentos que daba él, porque, por ese tiempo, yo también pasaba por lo mismo, y en verdad que es muy doloroso soportar todos los días de grandes nauseas, que no te permiten terminar de comer todo. Después me explicó que era para su enamorada, y le daría en las próximas horas que se verían en la universidad. Entonces, al salir de la Farmacia, yo le dije para ir al trinchera de Danny, pues quería ver que libros hay, qué novedades ha traído. La trinchera se encuentra a diez metros de la Farmacia, así de tan cerca. Entonces, al revisar los libros, tal cual, encontré entre tantos, a ese libro que anda buscando por todas las librerías –en versión original, claro– se trataba de Niebla, lo repetí tantas veces en mi mente: Niebla, Niebla, Niebla (si supieras que te andaba buscando). Entonces vi que además era parte de una serie de colección y me pareció buenísimo porque amo las colecciones, tratar de conseguir todos los libros que encajen en toda una serie de libros que fueron publicados hace muchos años. 

Pues todo empezó cuando una vez estuve navegando en la Internet, y me di cuenta que este año cumplían 100 años de haberse publicado «Platero y yo», «Niebla», entre otros. Amo las efemérides. Entonces decidí, de una vez por todas, conseguir los mencionados libros. El primero ya lo había leído hace unos meses, y también ya publiqué mi blog sobre él. Así que el segundo me esperaba con muchas ansias, también vi otros libros de interés, pero preferí este libro y sé que no me iba a fallar, como Orfeo. No demoré en interrumpirle al librero: Señor Danny, ¿a cuánto este libro? (yo seguía viendo el libro, abriendo y cerrando las páginas tan venturoso como pudiese). Él se acercó, me alcanzó su mano derecha en mi solapa y me dijo: Danny, para los amigos. 

Demoré dos segundos en reaccionar: ¿Para los amigos?, me volví a repetir lo que había dicho. Como murmurando le dije a mi amigo: ¿escuchaste? Me dijo: Para los amigos. Bien ahí, insistí una vez más, como murmurando. Ya pasaron seis segundos, y me volvió a decir Danny el precio del libro, y finalmente lo compré. 

La verdad que me fascinó esa forma extraña en la que Danny, a quien ya le voy comprando varios libros, me sugirió entrelazar una amistad más cercana. Y creo ahora que fue como un sarcasmo bueno y futurista en la que justamente, al terminar de leer el libro, encontraré esa parte sentimentalista del verdadero amigo, de aquel que siempre te acompaña como puede ser más que unas hojas: un libro; más que una mascota: un perro; más que una persona: una alma que implora con alguien compartir lecturas, anécdotas literarias. Yo sé que es muy buena su intención por parte de él, a quien hasta ahora, le trato de un amigo más. 

Y de todas maneras fue lo más tragicómico que yo leí «Niebla» en un tiempo muy fugaz, fue lo más breve posible en que a diferencia de otros libros me toman más tiempo. Y no se trata por si es flexible, y los demás libros muy densos, o al revés, o algo así por el estilo. Pues creo que no, la única y la más honrosa razón fue exclusivamente por leer un libro existencial, sí, de aquellos por los que muero de ganas de absorber toda su niebla y sacudir, por dentro de mí, todo mi cuerpo. Sí, de aquellas, por las que muchas veces prefiero leer libros de aquella temática. Así que fue una grata experiencia leerlo en un tiempo veloz, además de todo su contenido que me atraía, como es obvio de que todos, ustedes lectores, saben a lo que me refiero, en todo caso, les recomiendo, desde ya, leer el presente libro con un simple click aquí

SOBRE EL AUTOR 

Nació el 29 de septiembre de 1864 en Bilbao (España). Hijo de Salomé de Jugo y de Félix de Unamuno, un comerciante que había hecho fortuna en México. Fue el tercero de seis hermanos. Su padre murió cuando él tenía cinco años. Cursó estudios en la Universidad de Madrid donde se doctoró en Filosofía y Letras con la tesis titulada Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca (1884). Fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca desde 1891 hasta 1901, en que fue nombrado rector. 

Formado intelectualmente en el racionalismo y en el positivismo, durante su juventud simpatizó con el socialismo, escribiendo varios artículos para el periódico El Socialista, donde mostraba su preocupación por la situación de España, siendo en un primer momento favorable a su europeización, aunque posteriormente adoptaría una postura más nacionalista. Las influencias de filósofos como Arthur Schopenhauer, Adolf von Harnack o Sören Kierkegaard, entre otros contribuyeron a que rechazara el racionalismo, al que contrapone la necesidad de una creencia voluntarista de Dios y la consideración del carácter existencial de los hechos. Sus meditaciones sobre el sentido de la vida humana, en el que juegan un papel fundamental la idea de la inmortalidad y de un dios son un enfrentamiento entre su razón, que le lleva al escepticismo y su corazón, que necesita desesperadamente de Dios. Sus dos grandes obras sobre estos temas son Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925). 
 
En el año 1914 fue obligado a dimitir de su cargo académico por sus ataques a la monarquía de Alfonso XIII. Fue confinado a Fuerteventura (Islas Canarias) en 1924 por su enfrentamiento con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Más adelante se radica en Francia, en exilio voluntario hasta 1930, año de la caída del régimen de Primo de Rivera. Regresó a su cargo de rector en Salamanca, que no abandonaría hasta su muerte. 

Su poesía exalta las tierras de Castilla, considerada la médula de España, su narrativa comienza con Paz en la guerra (1897) y continúa con Niebla (1914), La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir (1933). Entre su obra poética destaca El Cristo de Velázquez (1920), mientras que su teatro tuvo menos éxito, pues la densidad de ideas no va acompañada de la necesaria fluidez escénica; en este terreno destacan Raquel encadenada (1921), Medea (1933) o El hermano Juan (estrenada en 1954). 

Aunque al principio fue comprensivo con la sublevación del Ejército español que en seguida encabezó el general Francisco Franco, pronto les censuró públicamente: en un acto celebrado en la Universidad de Salamanca, su comentario "venceréis, pero no convenceréis", provocó la respuesta del general Millán Astray, uno de los sublevados: "¡Viva la muerte y muera la inteligencia!". Sus últimos días los pasó recluido en su domicilio de Salamanca. 

Miguel de Unamuno falleció el 31 de diciembre de 1936 en esta ciudad. 

CIEN AÑOS DE “Niebla”

Este año se conmemora el centenario de la novela más conocida y, acaso la más lograda, de Miguel de Unamuno: “Niebla” (1914). Esta novela –o nivola, como el autor prefirió que la llamen– puede leerse como un texto fantástico o tragicómico, lo cierto es que su naturaleza es más bien de corte filosófico. Pero no hay que dejarse engañar, no se trata de una filosofía densa ni aburrida. Por el contrario, la intensa historia de la novela permite su rápida asimilación y, en el lector, el deslumbramiento. 

ANTECEDENTES

Niebla, novela con una gran riqueza de nociones literarias, filosóficas y psicológicas, es escrita en 1907 por Miguel de Unamuno (continuador de Gustavo Adolfo Bécquer). En Niebla, Augusto Pérez, que no sólo es el personaje protagonista sino una figura en busca de su identidad, ha sido cuestión de estudio por los críticos literarios y filosóficos, pero además es importante examinar a este individuo desde las enunciaciones que afirma Sigmund Freud, padre del psicoanálisis.

Se debe recordar que la obra de Unamuno está directamente afectada por la situación histórica de España en la que el desastre es símbolo: el desastre de Cuba y Filipinas en 1898. Igualmente, hay que rememorar que Unamuno perteneció a la Generación del Noventa y Ocho, por lo que el lenguaje de su obra deleita con las siguientes cualidades:

- Antirretoricismo y antibarroquismo.

- Creación de una lengua natural ceñida a la realidad de las cosas que evoca.

- Enriquecimiento “funcional” de la lengua, rebuscado en la lengua popular regional o en la raíz etimológica.

- Lenguaje definitivo al servicio de la inteligencia.

- Lengua válida para todos.

- Por las peculiaridades anteriores, el lenguaje del Noventa y Ocho tiende a la unidad de la inteligencia y a la lengua universal entendible para todos.

ARGUMENTO

Augusto Pérez es un hombre que, en el transcurso de una vida normal, duda de su existencia hasta bordear el suicidio. Así, acude al mismo Unamuno y éste le confiesa su condición de personaje, de ente ficticio. Ante este descubrimiento, el protagonista se enfrenta a su creador en una discusión sobre Dios, la creación y el sueño; se presenta tan libre como un ser real, incluso superior; lo amenaza de muerte y hasta logra ponerle en entredicho su propia existencia, sugiriéndole ser también él una creación literaria.


Hacia el final, el autor dictamina la muerte de Augusto Pérez, y así sucede cuando éste llega a su casa. El problema, entonces, parece resolverse. Pero el lector, por su parte, ya no podrá evitar ser sacudido al dudar sobre su lugar en el mundo, o al verse, cuando menos, como un personaje novelesco. 

La historia que relata Unamuno tiene al acomodado Augusto como protagonista y a Eugenia, como la pianista huérfana y caprichosa de la que se enamora Augusto. Pero entonces aparece en escena Rosario, su planchadora, aunque no puede olvidar a Eugenia, quien termina por hacerle caso cuando Rosario accede a casarse con él. Al mismo tiempo que sucede esta trama, Unamuno se convierte en un “ente de ficción” que intercede en la historia interactuando con el personaje principal, a quien considera su creación. 

DATO CURIOSO 
Esta novela fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español «El Mundo». 
ESTRUCTURA

La novela está formada por treinta y tres capítulos estructurados según un núcleo central y un desenlace. Se desarrolla de la siguiente manera: 

- Capítulos I-VI: introducción, enamoramiento de Augusto y presentación de casi todos los personajes. 

- Capítulos VII-XXVIII: peripecias de los personajes y fecha de la boda entre Eugenia y Augusto. 

- Capítulos XXIX-XXXIII: huida de Eugenia con Mauricio y encuentro con Unamuno. 

La obra consiste en 33 capítulos, un prólogo, un post-prólogo y un epílogo. También incluye cinco historias intercaladas. La confluencia de la realidad y la ficción reaparece en la autoría de algunas partes de la obra. Víctor Goti, un personaje y amigo de Augusto, es autor del prólogo. El post-prólogo fue escrito por Unamuno y el epílogo por el perro Orfeo. 

TIEMPO Y ESPACIO

El espacio en Niebla es en todo momento real, no existen siquiera alusiones a lugares imaginarios, aunque no se concretan los lugares exactos (calles, el casino, casa de Augusto, la propia ciudad...) excepto en el caso de la portería de Eugenia en la avenida de la Alameda 58. Las descripciones de los paisajes son generalmente objetivas y acordes con la sociedad del momento, si bien escasean los detalles. Pero a ratos se impone el telón de subjetividad augusteo, que filosofea consigo mismo o con su perro Orfeo acerca de sus haceres o sobre cualquier hecho cotidiano (como la reflexión sobre la elegancia de los paraguas).
El orden de los hechos narrados coincide a la perfección con la cronología de los mismos. Como es característico de los autores de la generación del 98, al tiempo no se le atribuye mayor importancia (por ejemplo, el paso de los días se describe con un simple «al día siguiente», «aquel otro día»). Unamuno no juega con el tiempo y suele mantenerlo lineal. El tiempo se va marcando por indicadores, pero no tiene la menor transcendencia. Con el espacio sucede lo mismo, sabemos que la acción se desarrolla en una ciudad de provincias, pero no cuál es. Esto tiene su explicación: Unamuno no persigue que el lector se centre en el entorno contextual, sino en el meollo de la historia. Es necesario recordar de que se trataba de una nivola, de un nuevo género, donde lo espacio-temporal perdía vigencia como norma de estilo. 

PERSONAJES

En la novela Miguel de Unamuno no se ahorra moderadas descripciones aunque la verdadera innovación está en la marcada caracterización de la psicología de sus personajes. Esto no lo logra con la directa descripción de cada uno de los detalles de su mentalidad, sino que son los diálogos (o soliloquios) los que nos los definen. El mayor ejemplo lo hallamos en prácticamente la mitad de la extensión de la obra: las reflexiones que Augusto hace nos ayudan a hacernos una idea de su particular personalidad. 

● Augusto Pérez: es un hombre burgués de cierta edad que después de la muerte de su madre se ha quedado solo, y que tiene mucho tiempo libre dedicado a darle a la cabeza. Su forma de hablar es muy formal y de registro culto dada su posición social y su educación. Augusto es una persona muy voluble y cambia su forma de ser por la visión de una chica. Ermelinda lo describe como un hombre alto, moreno y de buen ver. 

● Eugenia Domingo del Arco: es una joven perteneciente a la clase media que al principio parece simple, influenciable y sumisa pero que se mostrará decidida, luchadora (a pesar de odiar la música daba lecciones de piano), dominante y aprovechadora (al quedarse con la casa pagada). Eugenia se muestra muy tímida en un principio pero no tarda en desobedecer a su tía y decir lo que le plazca. Físicamente es una mujer hecha y derecha, muy atractiva y de andar majestuoso. Destacan sus ojos, que Augusto considera estrellas que iluminan su camino.

● Víctor: es un íntimo amigo de Augusto, es aquél al que confía sus secretos y dudas, el que le da consejos y juega con él al ajedrez. Entre ellos abunda la confianza. Víctor es una persona de alto rango social y posee mucha grandilocuencia. 

● Mauricio: es el novio de Eugenia, vago, holgazán y descuidado. Lo demuestra el hecho de que no tiene intención de encontrar trabajo y depender de otros. 

● Domingo y Liduvina: son fieles criados de Augusto, marido y mujer. Cuidan de Augusto como si de su hijo se tratase. 

● Ermelinda y Fermín: Tíos de Eugenia, siempre se llevan la contraria pero se llevan bien. Intentan educar a Eugenia cada uno a su manera: ella le impone reglas rígidas y quiere que no le falte de nada; él, como anarquista que es, prefiere que haga lo que le parezca mejor. 

● Rosario: La planchadora de Augusto, es una mujer muy bella pero sin mucha decisión. Se deja hacer casi cualquier cosa por él, probablemente porque siente lo mismo que él. 

● Margarita: Portera del lugar en donde vivía Doña Eugenia Domingo del Arco.

DATO CURIOSO
Fue la obra que gozó de un mayor éxito entre el público, llegando a publicarse en, al menos, doce idiomas. Cuando la obra apareció por primera vez, en 1914, causó un gran revuelo en el mundo literario, con defensores y detractores apasionados, y de inmediato fue traducida a una docena de idiomas. Numerosas son las ediciones que desde entonces se han publicado en España, pero todas han mantenido el texto original. 
CRÍTICA 

La obra de Unamuno se desmarcaba de todo el encorsetamiento estilístico de la época, y no fue pasado por alto por los críticos de entonces. A ello se unió la rebeldía política de Miguel y las antipatías que despertaba, configurando un caldo de cultivo que le valió la indiferencia y desdén de muchos dedicados a la materia. No obstante, ocurrió todo lo contrario entre el público, que congenió con la manera fresca y metafísicamente natural propia del autor bilbaíno. De hecho, Niebla es el estandarte de Unamuno. A Miguel no le importaron estas críticas referentes a los patrones de estilo, etc., porque para ello se había decidido a crear ese nuevo género, la nivola, donde sentirse cómodo y poder escribir con libertad y sin dar explicaciones a nadie. De alguna manera, esta novela era el correlato material rebelde del autor, que lanzaba una enorme bola de nieve para despertar a los autores noveles de la época. De una vez por todas, los escritores eran libres. 

TEMAS

La inadecuación del ser humano: Augusto es incapaz de resolver dilemas cotidianos, como si debe llevar el paraguas. Tampoco puede hacer decisiones importantes, como si debe casarse, o resolver los dilemas existenciales, como si existe o no. 

La igualdad de la mujer: Augusto cuestiona la igualdad de la mujer. No está seguro si la mujer tiene alma y si puede ser fiel a su palabra; quiere explorar estas dudas. 

La metaficción: Víctor y Augusto hablan de la novela o "nivola" que Víctor está escribiendo. Unamuno, a través del personaje de Víctor, explica su teoría de la literatura y lo que es una "nivola". 

Realidad o ficción: Como sugiere el título Niebla, esta obra borra la línea entre la realidad y la ficción. Unamuno se mete dentro de la ficción y el protagonista descubre que es sólo un ente de ficción. 

La inmortalidad: El ansia de inmortalidad del ser humano es un tema recurrente en la obra unamuniana. En Niebla, Augusto lucha contra su destino, rogándole al autor que no lo mate. 

Existencialismo: Augusto está tan perdido en sus pensamientos, que no está presente en la vida, como si no existiera. Por ejemplo, no ve a Eugenia cuando la pasa en la calle por estar tan distraído en sus pensamientos. El tema resalta aún más en la conversación con Don Miguel al final de la obra, cuando éste le dice a Augusto que no existe. 

ESTILO

En este texto predominan los monólogos y diálogos, y la escasa narración es omnisciente. Hay muy poca descripción, hasta el punto en que no se sabe dónde ni cuándo ocurre la historia, ni mucho de la apariencia de los personajes. Esta falta de descripción no sólo caracteriza la ficción unamuniana, sino casi toda la narrativa de los modernistas, marcando una ruptura con el realismo y sus descripciones detalladas, presentaciones panorámicas y párrafos largos. Otra diferencia entre Niebla y la novela tradicional es que el lector tiene un papel activo y tiene que interpretar el final abierto y decidir cómo se murió Augusto.

DATO CURIOSO
Aunque el pensador vasco la escribió siete años antes, no fue publicada hasta 1914.
Si bien llevaba escrita siete años, Niebla fue publicada por primera vez en 1914, en el tiempo en que Unamuno fue cesado como rector de Salamanca.

EL INTERÉS DE FREUD EN LA «NIEBLA»
¿Por qué Unamuno buscaba su yo íntimo? 

Psicológicamente, la misión del yo es la autoafirmación y en él está la tendencia al placer; un acto del yo es correcto cuando cumple al mismo tiempo las exigencias del yo, del superyó y de la realidad, es decir, si consigue conciliar, alternativamente, sus respectivas pretensiones, lo anterior lo refiere Freud. Filosóficamente, Kierkegaard «entiende por existencia el "ser" interno aprehendido por la conciencia del hombre; "ser" distinto de la existencia empírica, que no es la real»

¿Por qué esta profundidad filosófica y psicológica? 

Porque la filosofía estudia el conflicto ontológico del ser y la psicología la estructura psíquica del ser, y estas concepciones sobre el ser inquietaron a Unamuno de manera personal y en su formación intelectual lo cuestionó.

El escritor don Miguel de Unamuno valoró la existencia de los conceptos filosóficos y los psicológicos dentro de su obra: ¿qué es lo que más existe: él como conciencia que sueña o su sueño? Si Freud asevera que en el ello están las influencias heredadas del pasado, y en el yo el estado de reposo o sueño, entonces se altera la distribución propia de la energía psíquica; con base en esto, asevero que Unamuno tenía conocimiento de la objetividad de estas estructuras, aún no definidas por Freud; si Unamuno deliberó que, al acostarse, como lo afirma Segundo Serrano, durante la noche, sería águila en vez de hombre, creo que Miguel de Unamuno empezó a sospechar que el ello asoma durante los sueños, pese a que Freud inició sus estudios sobre el psicoanálisis en 1938 y Niebla fue escrita en 1907.



0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por ser participe de esta interacción.