«Yo trato a Platero cual si fuese un niño. Si el camino se torna fragoso y le peso un poco, me bajo para aliviarlo. Lo beso, lo engaño, lo hago rabiar. Él comprende bien lo que quiero, y no me guarda rencor. Es tan igual a mi, que he llegado a creer que sueña mis propios sueños».
¿CÓMO LLEGÓ «PLATERO Y YO» A MIS MANOS?
si era diciembre, u otro mes (qué raro que me
olvide, al menos una fecha aproximada). Era una de esas reuniones que solía tener, al menos dos veces por mes, con un grupo literario que escribíamos poesía (al menos yo sigo escribiendo, algunos de ellos también). Llegó un momento armonioso, espontáneo el de compartir experiencias de libros, lecturas. Se mencionaron tantos libros posibles, en los que al azar lanzábamos algunos comentarios sobre los libros, o preguntábamos sobre qué se trata para el que caso de que alguno de nosotros no habíamos leído algunos libros. Nosotros abordábamos 16 años, esa edad era el estándar en el grupo. De pronto, entre tantos libros que se mencionaban, por ahí dijeron Platero y yo (ya lo había escuchado antes el título, a la ligera), yo me impacté cuando todos, o la mayoría se conmovieron al recordar ese título, «el burrito…», decían. Yo lo tomé en cuenta para leerlo después. De pronto llegó ese momento, en este año. En medida que iba profundizando más en mi blogger, así como también culturizarme con novedades, curiosidades, datos históricos. Me di cuenta que este año cumplía 100 años de haberse publicado, por primera vez. Esta vez, sería una buena oportunidad, no iba a dejar pasar la propuesta de leerlo; claro, primero comprarlo y luego leerlo. Hace 4 meses, ya estoy en mi segundo año en la universidad. Yo suelo llevar mis libros a la universidad porque ya había leído una vez que siempre es bueno llevar un libro porque no vaya a ser que esté ausente el profesor o no haya clases, o algo así en el que por un espacio de tiempo pueda yo leer unas cuántas páginas más del libro, en vez de estar deambulando por los pasadizos. Es así que este libro fue reconocido por algunos de mis compañeros, quienes rechazaron la acción de que esté leyendo a esta edad, «¿qué no lo has leído en el colegio?», me decían varios. «No», respondía furiosamente. Era algo discriminatorio, indignante que se expresen de esa forma. Yo trataba de conciliarme con ellos cuando les decía: «Nunca es tarde para leer un libro, pues». Y es verdad, si ellos fueran unos buenos lectores, sí ellos no serían egoístas, y se solidarizaran en que otras personas tengan la oportunidad, tarde o temprano de leer unos libros (ya sea Platero y yo u otro) no deberían ser soberbios ante la iniciativa. Pasaron así los días, terminé de leer el libro y yo les rechazaba a ellos «A ver, pues, si dices que has leído el libro ¿por qué “eso le sucede a” Platero?» ellos no recordaban, y respondían «ah, pues, es que lo leí hace mucho tiempo».
olvide, al menos una fecha aproximada). Era una de esas reuniones que solía tener, al menos dos veces por mes, con un grupo literario que escribíamos poesía (al menos yo sigo escribiendo, algunos de ellos también). Llegó un momento armonioso, espontáneo el de compartir experiencias de libros, lecturas. Se mencionaron tantos libros posibles, en los que al azar lanzábamos algunos comentarios sobre los libros, o preguntábamos sobre qué se trata para el que caso de que alguno de nosotros no habíamos leído algunos libros. Nosotros abordábamos 16 años, esa edad era el estándar en el grupo. De pronto, entre tantos libros que se mencionaban, por ahí dijeron Platero y yo (ya lo había escuchado antes el título, a la ligera), yo me impacté cuando todos, o la mayoría se conmovieron al recordar ese título, «el burrito…», decían. Yo lo tomé en cuenta para leerlo después. De pronto llegó ese momento, en este año. En medida que iba profundizando más en mi blogger, así como también culturizarme con novedades, curiosidades, datos históricos. Me di cuenta que este año cumplía 100 años de haberse publicado, por primera vez. Esta vez, sería una buena oportunidad, no iba a dejar pasar la propuesta de leerlo; claro, primero comprarlo y luego leerlo. Hace 4 meses, ya estoy en mi segundo año en la universidad. Yo suelo llevar mis libros a la universidad porque ya había leído una vez que siempre es bueno llevar un libro porque no vaya a ser que esté ausente el profesor o no haya clases, o algo así en el que por un espacio de tiempo pueda yo leer unas cuántas páginas más del libro, en vez de estar deambulando por los pasadizos. Es así que este libro fue reconocido por algunos de mis compañeros, quienes rechazaron la acción de que esté leyendo a esta edad, «¿qué no lo has leído en el colegio?», me decían varios. «No», respondía furiosamente. Era algo discriminatorio, indignante que se expresen de esa forma. Yo trataba de conciliarme con ellos cuando les decía: «Nunca es tarde para leer un libro, pues». Y es verdad, si ellos fueran unos buenos lectores, sí ellos no serían egoístas, y se solidarizaran en que otras personas tengan la oportunidad, tarde o temprano de leer unos libros (ya sea Platero y yo u otro) no deberían ser soberbios ante la iniciativa. Pasaron así los días, terminé de leer el libro y yo les rechazaba a ellos «A ver, pues, si dices que has leído el libro ¿por qué “eso le sucede a” Platero?» ellos no recordaban, y respondían «ah, pues, es que lo leí hace mucho tiempo».
Amigos lectores, no sean tan soberbios cuando leen un libro, traten en lo posible de compartir libros, lecturas, experiencias literarias. Lean Platero y yo, de todo corazón, es un buen libro que da apertura a una conmovedora historia en la que todos abrimos es parte de tierna, infantil que tenemos todos.
SOBRE EL AUTOR
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer, España el 24 de diciembre de 1881. Fue hijo de padre castellano y madre andaluza. Su infancia transcurrió sin apremios económicos, empero con cierta temeridad de conocer el mundo.
Con el tiempo conoce la poesía modernista y se identifica con ella, pese a que su sensibilidad e intimismo melancólico se inclina del lado becqueriano.
En 1901 fallece su padre, hecho que le afectó profundamente, por lo que sufre una crisis nerviosa que le obliga a permanecer en sanatorios de Madrid y del sur de Francia.
A Juan Ramón Jiménez le pusieron varios apelativos, siendo los más conocidos: «el retraído» y «el cansado de su nombre».
En 1915 es nombrado profesor de la Universidad de San Juan, la que acoge al gran poeta español con el mayor cariño, admiración y respeto.
Ganó en 1957 el Premio Nobel de Literatura, siendo su novela-poema: «Platero y yo» lo que influyó para obtener ese galardón.
Muere el 29 de mayo de 1958. Sus restos fueron trasladados a España, donde están enterrados junto con los de su esposa, en el panteón familiar de Moguer.
Platero y yo es una narración de Juan Ramón Jiménez que recrea poéticamente la vida y muerte del burro Platero. Es muy célebre el primer párrafo:
«Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro».
Siendo la publicación más traducida después de La Biblia y El Quijote es lógico que existan todo tipo de versiones de la obra más universal de Juan Ramón Jiménez.
LAS PRIMERAS EDICIONES
Primera edición se publicó en 1914 (Ediciones de La Lectura), y en 1917 se publicó la Edición Completa se publicó en 1917, compuesta por 138 capítulos (Editorial Calleja, Madrid).
Platero y yo se ha hecho con un lugar privilegiado en la literatura universal y puede presumir de ser una de las tres obras más traducidas de la historia, después de La Biblia y El Quijote.
El consejero de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso ha destacado la vigencia de los valores que han convertido a esta obra en «un referente» en las escuelas de todo el mundo 100 años después de su publicación. Todo pese a los esfuerzos de su autor de no vincular su libro con la literatura infantil, tal y como plasmó en el prólogo de una de las ediciones. «No es un libro escrito sino escogido para los niños», escribía Jiménez.
El amor a la naturaleza, a los animales y a la belleza; el cultivo del espíritu y la denuncia de las injusticias son algunos de los mensajes que transmite el libro de Juan Ramón Jiménez, según ha añadido el consejero de Educación, que ha asegurado que Platero y yo contribuyó a que al poeta onubense se le otorgara el Premio Nobel de Literatura en 1956.
TEMA PRINCIPAL
Se resume en el subtítulo de la obra: Elegía andaluza, que incluyó en la «advertencia a los hombres» de la edición de 1914 realizada para niños. Lo dedicó «A la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles» y adelantó desde el prólogo los dos extremos de su contenido: «en donde la alegría y la pena son gemelas». El dolor lo padece a veces Platero directamente en varias ocasiones, pero lo curioso es que cuando Platero está herido, su sangre se transmite por toda la naturaleza, asimilándose al paisaje y cambiando su color que queda convertido en grana. Aun el mismo nombre del río Riotino, recibe el nombre el dolor de Platero junto al sufrimiento de los hombres.
Además del dolor físico, Juan Ramón describe el dolor moral que le producen las injusticias sociales, traducidas en múltiples experiencias, desde unas breves referencias al comportamiento y a las costumbres de algunas personas, hasta la reflexión. Más extensa acerca de los problemas trascendentes de la humanidad. Incluso él mismo, desde afuera, se autocritica a través de la opinión de los demás en «El loco». Otras veces, la presencia de los seres deformes aparece atenuada por la impresión de la naturaleza, más embellecida aún que en su propio estado para destacar la «espiritualidad», olvidad por la fealdad.
INFLUENCIAS
Influenciado por Rubén Darío y los simbolistas franceses, Juan Ramón Jiménez contó en ese libro centenario la amistad entre un burro y un poeta. El autor hace una exaltación de la naturaleza, y presenta al hombre en contacto y armonía con su entorno, a través de un lenguaje repleto de símbolos y metáforas. Platero y yo pertenece a la primera de las tres etapas en las que los expertos en la obra del poeta estructuran su trabajo. En ese libro destacan las precisas descripciones del paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la música, el color, los recuerdos y ensueños amorosos y la muerte.
¿PARA ADULTOS O NIÑOS?
Quedaba claro que Platero era un texto adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los niños. Algunos capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando una dimensión del autor que muchos tardaron en advertir. El propio Juan Ramón, en un «prologuillo» a la edición aclaraba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».
DATO CURIOSO
Platero y yo tuvo una primera edición como libro escolar «con pasta de florecitas y dibujos elementales».
Aunque Juan Ramón Jiménez hizo mucho hincapié en que esta obra no estaba escrita para los niños, al final han sido mayoritariamente los más pequeños sus principales lectores.
CONTINUACIÓN DE PLATERO Y YO
El poeta tenía la intención de ampliar el texto hasta los 190 capítulos; de hecho, existen tres adicionales, escritos en la década de 1920. Juan Ramón planeó también una segunda parte, denominada Otra vida de Platero, de la que incluso esbozó algunos títulos. Un proyecto que, como el de publicar Platero y yo en cuadernos sueltos, no llegaría nunca a ver la luz.
ESTILO
- Libro rico y abundante en el vocabulario.
- Intención pedagógica. Intención promovida por la Institución Libre de Enseñanza.
La Institución Libre de Enseñanza o ILE fue un proyecto pedagógico que se desarrolló en España durante medio siglo (1876-1936), inspirado en la filosofía krausista introducida en la Universidad Central de Madrid por Julián Sanz del Río, y que tuvo una importante repercusión en la vida intelectual de la nación española, para la que desempeñó una labor fundamental de renovación.Fue fundada en 1876 por un grupo de catedráticos (Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón, entre otros) separados de la Universidad Central de Madrid por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma oficial en materia religiosa, política o moral. En consecuencia, tuvieron que proseguir su labor educativa al margen del Estado creando un establecimiento educativo privado laico, que empezó en primer lugar por la enseñanza universitaria y después se extendió a la educación primaria y secundaria.
Juan Ramón Jiménez pertenece a la tercera y última promoción de ILE.
- Palabras inventadas por el poeta, al uso modernista, pocas.
Esta etapa se subdivide a su vez en dos sub-etapas; la primera abarca hasta 1908; la segunda, hasta 1916. La primera está marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y un Modernismo de formas tenues, rima asonante, verso de arte menor y música íntima. En ella predominan las descripciones del paisaje como reflejo del alma del poeta, un paisaje que no es natural ni fruto de paseos como el de Machado, sino sometido al estatismo de un jardín interior, al intimismo de un orden. Predominan los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color desvaído, los recuerdos y ensueños amorosos. La segunda época se vierte en la forma del arte mayor (endecasílabos y alejandrinos), la rima consonante, el estrofismo clásico (sonetos, serventesios); denota una mayor impronta modernista, del Simbolismo francés (Charles Baudelaire, Paul Verlaine) y del decadentismo anglofrancés (Walter Pater, fundamentalmente). Hacia el final de esta etapa el poeta empieza a sentir el hastío de los ropajes sensoriales del Modernismo y preocupaciones relacionadas con el tiempo y la posesión de una belleza eterna.
- En algunas ocasiones asoma el andalucismo, léxico local.
- Abunda la figura retórica de la imagen en la forma de la comparación o de la metáfora.
- Empleo de la animación.
- Lectura nivel simbólico y nivel literal
- Abunda el adjetivo.
- Platero es el oyente cercano y de esta manera se acerca a los lectores.
- Usa la interrogación retórica, la admiración y los puntos suspensivos.
TÉCNICA NARRATIVA
Este texto es una de algunas excepciones del libro del punto de la técnica narrativa. Aquí no sabemos sí el narrador es parte de esta familia, sí está o no. Por eso, se puede creer que es un narrador sabio y general.
Pero me parece que en otras historias solo escribe sus pensamientos y los diálogos que él hace u oye. Es como un diario, cuando escribes lo que ha pasado durante el día incluyendo los diálogos.
Los diálogos –que el autor utiliza con mucha frecuencia– son interesantes porque solo es una persona que habla. No hay respuestas de Platero. ¿Quizás espera el autor que el lector responda o que piense sobre lo dicho?
LAS FORMAS NARRATIVAS
Desde el título ya se anticipa la persona narrativa que domina en el relato, la primera. El «yo» aparece con una dimensión fundamentalmente poética, y así, al utilizar esta persona y desaparece la figura del narrador como puente entre la historia y el receptor, es el personaje mismo, «yo», quien llega directamente al lector sin intermediarios. Es el mismo procedimiento de la lírica que se justifica por el carácter de evocación, de vivencia, del libro que de narración propiamente dicha.
Esta primera persona va ligada a la segunda (Platero), con quien entabla un diálogo cuya respuesta es totalemente lírica. Platero es un trasunto del narrador, y por ello en los capítulos en que aparece la segunda persona no hay cambios en la actitud. También en otros casos puede aparecer la tercera, cuando el poeta asume la personalidad del narrador y del personaje para crítica, desde fuera, la realidad.
De las tres facetas más caracterísitcas que puede adoptar la primera persona («narrador», quien cuenta la historia, «autor», el escritor, y el «hombre»), en Platero aparecen unidad, de modo que narrador, autor y hombreS se funden en la propia historia.
CONTENIDO
- Juan Ramón Jiménez se extasía ante el paisaje y cuenta lo que no le parece bien (corrida de toros, peleas de gallos, las aglomeraciones, las procesiones, etc.)
- Registra el dolor, la muerte, la violencia,…
- No oculta la realidad por más que registre la belleza.
- Es capaz de llegar del idilio a la elegía.
- El idilio lo conduce a los viejos clásicos (Capítulo 84 “Clásico y romántico”).
GÉNERO
Platero es difícil de clasificar. Se podría decir que reúne dos géneros literarios, el lírico y la novela. Algunos lo califican de relato poético de poemas en prosa (puede leerse independientemente, pero todos juntos adquieren sentido para constituir una obra unificada).
TIEMPO
Moguer es uno, pero cada estación del año le da un matiz diferente, esto ocurre por la sucesiva coloración de las estaciones, la variedad de los trabajos en el campo y en el lugar, las fiestas, etc.
No se trata de un año rigurosamente cronológico, sino de un módulo poético. Este año reúne los «modos» que el poeta había vivido en su infancia y adolescencia.
MOGUER
«Yo tenía conciencia de que era andaluz, no castellano…»
Afirmación de lo andaluz a través de Moguer, con el testimonio de su personalidad interior.
No sólo exalta al amado burrillo, sino al pueblo donde rememora su infancia y los paisajes moguereños.
Moguer es el sitio de nuestras historias y también fue el pueblo natal del autor, de Juan Ramón Jiménez. El mundo campesino y provinciano, como es escrito en todo el libro, es muy típico para Moguer, también la gente que es un poco menuda, pedante. Jiménez habla de su pueblo sin dejar alguna cosa. Habla de las cosas buenas pero también de las cosas malas. El mar a lo lejos, los campos y las calles de Moguer le dan mucha posibilidad por describirlos y criticarlos. Y se puede decir que Moguer resume la mejor Andalucía.
Moguer está situada al suroeste de Andalucía, en la provincia de Huelva en España. Está a 80 km de Sevilla.
Moguer es muy viejo (tiene más de veinte siglos). Entonces, tenía relaciones con la cultura romana y también con los musulmanes. La ciudad tiene ahora 12'500 habitantes.
DATO CURIOSO
Moguer fue todo para Juan Ramón hasta el punto de llevar siempre una piedrecita de su pueblo en el bolsillo.
EL POETA Y PLATERO
Dispuesta en dos planos:
Uno el presente actual, en primera persona.
Otro, tiempo pasado, pretexto cercano o lejano.
Juan Ramón cuenta sucesivamente y mezclados la actualidad y los recuerdos, y la narración adquiere un valor autobiográfico.
Platero es el animal simbólico- prolongación del propio poeta, que si no se encuentra solo al establecer la narración.
Platero es el nombre general de una clase de burros, burro de color de plata… En realidad Platero no es sólo un burro, sino varios (en uno) una síntesis de burros plateros.
ANTECEDENTES DE PLATERO
Otros antecedentes literarios de burros: Stevenson (1879), o la lírica francesa (Francis Jammes) que hace reflexiones que formula los mismos asnos.
(Habla del asno de Jesús, el golpeado, el de Sancho Panza, el del jardinero, el del tirititero, el de Beatriz de Dante…)
Pero no existe el cuidado que tiene Jiménez en respetar la autonomía animal, en que el asno aparece como tal sin aturdirle condición humana.
Jiménez leyó los poemas de Jammes. La sensibilidad moderna hacia el mundo animal procede de la literatura de fin de siglo. (Diálogo de Bestias).
Se ha pensado también en la influencia por el conocimiento de la literatura oriental de Juan Ramón.
Esto ha dado a los artistas una notable actividad, contando la interpretación de la obra sobre todo en Platero.
VERTEBRACIÓN DE PLATERO
- La proyección sobre Platero.
- Moguer y su entorno.
- El transcurso de un año cronológico.
PLATERO
Tal y como recoge la Fundación Juan Ramón Jiménez, el Nobel tardó siete años es escribirlo. Compuesto entre 1907-1916.
Publicación: Versión para niños en 1914 con el título Elegía Andaluza y edición completa en 1917.
63 capítulos en la primera y los 138 en la segunda.
El motivo de la 1ª es porque estaba destinada a formar parte de una colección titulada Biblioteca de la Juventud en las publicaciones de la Lectura.
No se escribió para niños. Decía Eugenio D’Ors que los «niños adorarán Platero y yo porque no ha sido escrito con premeditación para ellos».
Los niños aparecen y acompañan al poeta en sus paseos, y ve cómo se comportan. El Juan Ramón Niño, a través de sus recuerdos es el protagonista de algunos capítulos.
Se justificaba por diferentes razones, tendencia a lo sencillo, más precisión expresiva, su sistema ortográfico propio, cambios de signos de puntuación más ajustados a la fonética, eliminación de puntos suspensivos, menos comas… Esto no fue posible y seguimos conociendo la de 1917.
Con Platero, Juan Ramón vertebra la idea de unidad de sus prosas desde 1898.
DATO CURIOSO
Dice Juan Ramón que ninguna de las páginas de Platero le llevó más de 10 minutos y tenía 24 años. (No muy creíble).
EDICIONES
Esa primera edición se publicó en 1914 con el título Elegía Andaluza y la completó en 1917. La primera estaba destinada a formar parte de la colección Biblioteca de la Juventud. Al autor no le gustó la edición porque «estaba descuidada y no le gustaron las ilustraciones». Tampoco le entusiasmaba el título y planteó otros alternativos como Platero revivido, Platero residente, Platero, Primer Platero, Otra vida de Platero, Último Platero.
La obra del poeta, según el director de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez Antonio Ramírez Almansa, «supone el comienzo de la luz y el color en la literatura. Con ella se pone fin a los negros de Goya, a los grises de Zuloaga y comienza una nueva configuración que va a inspirar luego a las Generaciones del 14 y del 27 y, en definitiva, a la poesía absolutamente intemporal que ofrece la prosa lírica de Juan Ramón Jiménez».
DATO CURIOSO
A Zenobia pudo haberla conocido en la Rábida, donde vivió un tiempo mientras su padre, Raimundo Camprubí, realizaba unos trabajos de ingeniería. No fue así y el encuentro se produjo años más tarde (1913) en Madrid.
¿ERA EL MOMENTO ADECUADO DE PUBLICARLO?
Al respecto de la primera edición de Platero y yo, de 1914, hay que resaltar, que Juan Ramón Jiménez no estaba de acuerdo ni con la publicación en sí de los textos, que pensaba incluir en sus obras completas, pero que se vio obligado a entregar por no haber terminado con la ayuda de Zenobia una traducción de Rabindranath Tagore para un editor.
ESTRUCTURA
Aparentemente el libro está constituido por breves estampas que entre sí no guardan un orden temático y responden a impresiones, sensaciones y recuerdos de Moguer en la etapa infantil de Juan Ramón Jiménez. En este sentido aparece como un diario en donde se detallan los aspectos más interesantes de la realidad moguereña, del pensamiento y del sentimiento del autor. Sin embargo, ni es un diario ni un libro autobiográfico, sino una selección de historias tomadas de un mismo ambiente real y escogidas entre los múltiples recuerdos del pasado.
UN AÑO
Su estructura responde a un esquema circular, cerrado. Comienza en una primavera (se alude en el capítulo VIII al Sábado Santo) y termina en la misma estación, de modo que en el ciclo completo de un año se desarrolla la vida de Platero (en el capítulo CXXXV, “Melancolía”, visita el poeta su tumba en el mes de abril). Su principio y fin aparece unido a la “mariposa”, símbolo del alma ya desde la antigüedad clásica, y por tanto de la riqueza espiritual, y la «sangre», señal de dolor humano. Entre estos dos extremos, totalmente conectados en la poesía juanramoniana, se encuentran las vivencias de Platero.
SÍMBOLOS
La espiritualidad simbolizada en la mariposa aparece en el capítulo II (“Mariposas blancas”) todavía de una manera leve, pero en los capítulos finales se va manifestando con todo su valor (la espiritualidad se trasciende en la eternidad) en una interesante gradación: primero (en el capítulo CXXXI) bajo la visión de dos mariposas (en realidad una y su propia sombra), una blanca y otra negra, presagio de muerte; después (en el CXXXII) como una mariposa de tres colores cuando Platero ha muerto (pero su vida ha dejado “color” en el mundo), y finalmente las “vagas mariposas blancas” (CXXXIII) que se unen a las flores en una conjunción de eternidad, se resuelven en una definitiva mariposa blanca (CXXXV) que no deja de volar de lirio en lirio. Así, se afirma la perduración de la vida por el espíritu.
La sangre, correlato de dolor, del sufrimiento, se manifiesta con insistencia también desde los primeros capítulos, y paralelamente a la exposición de tragedias, deformaciones físicas y psíquicas, y a la propia muerte, se alza, en contraste, la idealización de Platero. Estos extremos, por los que transcurre el “tiempo” de la vida humana, se ajustan perfectamente a la estructura del libro, abarcadora de un período temporal en el que se integran forzosamente nacimiento y muerte.
Así, los 135 capítulos del libro (más los posteriores de reflexión de Juan Ramón) se corresponden con los días de un período cronológico habitual en la vida de los seres vivos.
TERCER LIBRO MÁS TRADUCIDO
En total, según datos de la Junta de Andalucía, son aproximadamente 240 ediciones las que se han publicado en estos cien años de historia literaria que acaba de cumplir la elegía juanramoniana. Seguro que vendrán más.
TRADUCIDO
En lo que a los idiomas se refiere hay un dato curioso, que es que solo del idioma Chino hay seis versiones distintas de Platero y yo, una de ellas bilingüe. Además se ha traducido y se sigue traduciendo al catalán, euskera, gallego, inglés, francés, alemán, polaco, turco, ucraniano, Braille, esperanto y al árabe, entre otros muchas lenguas.
DATO CURIOSO
Decía Graciela Palau de Nemes que, al ser Platero y yo una obra tan castiza en su lirismo, se hacía muy difícil captar su estilo en otra lengua. Es más, en una nota sobre el libro publicada en 1954 Sergio Ferraro apuntó que el propio Juan Ramón Jiménez afirmó que no le gustaron las ediciones italianas que pudo ver, incluida la primera, a cargo de Carlos Bo.
¿AUTOBIOGRAFÍA?
Nos queda la pregunta quién se esconde detrás del «yo» en el título. ¿Quién es el narrador? Es claro: el poeta, Jiménez.
Cuando leímos el retrato suyo o miramos al hecho que está separado de la gente en Moguer, es creíble que el narrador sea Jiménez. Simple la enfermedad mental de Jiménez se muestra en el libro.
Pero podemos hablar de una autobiografía pensando en «Platero y yo» porque no sería completa. Además su criatura no se muestra solo en el narrador, sino también en Platero y otros personajes del libro. Jiménez dijo que utiliza el tema de Platero «para escribir una historia de mi infancia».
HISTORIA DE PLATERO Y YO
Se publicó por primera vez en 1914 (el día de Navidad) en la llamada edición menor de la editorial La Lectura. Juan Ramón advirtió en la primera que «no era sino una selección hecha por los editoriales del libro completo». Efectivamente, de los 136 capítulos que el autor había escrito ya, los editores escogieron solamente 64 que no guardaban el orden primitivo. Por tanto, la primera edición completa es la de Calleja, que recoge la estructura realizada por su autor. Los 136 capítulos originales, más «Platero de cartón» y «A Platero, en su tierra», fechados en Madrid 1915, y Moguer, 1916, respectivamente, constituyen Platero y yo.
¿POR QUÉ ESCRIBIÓ PLATERO Y YO?
El proceso de nacimiento y las sucesivas transformaciones que Juan Ramón llevó a cabo a esta obra lo resume diciendo: «Empecé a escribir Platero hacia 1906, a mi vuelta a Maguer, después de haber vivido dos años con el generoso doctor Simarro. El recuerdo de otro Moguer, unido a la presencia del nuevo y mi nuevo conocimiento de campo y gente, determinó el libro (…) Primero lo pensé como un libro de recuerdos del mismo estilo que Las flores de Moguer, Entes y sombras de mi infancia, Elegías andaluzas. Yo paseaba en soledad y compañía con Platero, que era una ayuda y un pretexto, y le confiaba mis emociones»
IDEOLOGÍA DEL AUTOR Y PRESENCIAS CULTURALES
Además de recuerdos, el poeta expone sus ideas personales respecto a temas muy diversos. Se declara “romántico y clásico a un tiempo”, como corresponde a una personalidad compleja y sensible que vive la crisis ideológica de finales de siglo. También manifiesta su «horror a los apólogos» como expresión de la falta de libertad individual y a las concentraciones humanas (carnavales, romerías, procesiones toros, peleas de gallos). En cambio, señala reiteradamente su preferencia por la “belleza”, simbolizada en la rosa; por el «lirismo», simbolizado en el ruiseñor; en las golondrinas, y por todo cuanto contenga un aliento de eternidad.
Al principio del libro, Platero aparece casi como un juguete sobre el que su autor vuelca toda la ternura. En él se puede adivinar todavía la complejidad de todo cuanto va adquiriendo después a medida que crece su relación con el autor y este se proyecta totalmente en él según avanza la obra.
RESUMEN
No se puede dar un resumen exacto de este libro porque no tiene una historia. Pues consisten en varios tipos de historias
El narrador siempre está hablando de lo que ve o de lo que piensa, de lo que pasa. Y cuando no habla con Platero, nos cuenta de Platero, cómo es o cuanto le quiere. Sí, quiere mucho a Platero, le encanta.
Describe las relaciones entre él y personas del pueblo, ciertos animales (perros, caballos). También describe la región del pueblo o acontecimientos como el carnaval o la navidad. No son solo cosas bellas, sino también cosas feas y repugnantes como por ejemplo el maltrato de animales o niños, o las malas alegrías bebiendo o a la corrida de toros. De otra parte se muestra la ironía en las descripciones del cura o de la gente del circo. Las historias son reflexiones sobre la vida, enfermedad, muerte y ascensión del burro suave. Por el marco del texto tiene un capítulo sobre cada tiempo (estación) del año.
Las historias son reflexiones sobre la vida, enfermedad, muerte y la vida feliz de Platero y yo.
En principio tenemos a dos personajes El «yo» (narrador) que es la persona que tiene aventuras junto con Platero que es su burro y mejor compañero. Describe a él Yo como una persona que tiene una barba nazarena y un sombrero. Él vive todas sus aventuras con Platero.
Durante toda la obra nos cuenta bastantes anécdotas alrededor de un año. Nos cuenta que cuando va paseando con Platero los niños le gritan Loco pero sabe que todos quieren a Platero. Nos cuenta que los niños pasean encima de Platero y siempre el los asusta de manera que hiciera como que va a empezar a galopar y solo está jugando, nos dice como hay una niña que adora a Platero y siempre está pendiente de él. Nos habla del doctor, yo diría veterinario de Platero.
El narrador le cuenta todo a Platero, desde lo que hace a diario como sus más profundos sentimientos, en el libro utiliza bastante descripción acerca de todo lo que ven platero y el narrador, plasma en forma escrita todo lo que piensa y se imagina. Da una descripción muy detallada acerca del paso del tiempo y de las estaciones, como se ve cuando hay tormenta y que hacen mientras pasa. Nos habla del carnaval y de cómo Platero y él no se hayan en el carnaval. Nos cuenta como se hacen pasar Platero y El por Reyes Magos y los niños duermen felices al verlos.
También da mucha tristeza porque habla de varios personajes que de una manera u otra influyeron en la realización de este libro, habla del Perro con sarna, del pájaro que canta, de las golondrinas, de la Novia de Platero, de una perra que siempre juega con él, de un niño tonto.
Nos habla también de cómo fueron apagándose las vidas de cada uno de estos.
Esta vez evitaré escribir el final porque no quiero destruir la intención por parte de los lectores en leer Platero y yo, condicionados a que ya sabrían que pasará después o finalmente, o intuirían todo un proceso de final. Por lo que obviaré esta conmovedora parte. Ya tuve una mala experiencia en adelantarme, sin ser adrede, a escribir un ligero final en otro libro que leí. Esta vez, quiero experimentar si estaría bien o no, evitar escribir el final.
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excelente
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