«Juramos ser yo suyo y ella mía...
Yo cumplí, y ella no se acordó jamas»
Mariano Melgar.
NACIMIENTO: 10 de agosto de 1790 Arequipa, Virreinato del Perú, Imperio español
FALLECIMIENTO: 12 de marzo de 1815 (24 años) Umachiri, Partido de Lampa, Intendencia de Puno, Virreinato del Perú, Imperio español
OCUPACIÓN: Poeta, profesor, auditor de guerra.
OBRAS:
- Elegías
- Odas
- Carta a Silvia
- Yaravíes
- Fábulas
Dentro de esta amplia y previa celebración por el bicentenario de nuestra Independencia, es de muy honesto reconocer que uno de los personajes que hicieron historia y se le incluye dentro de esa próxima conmemorativa fecha es a un ilustre arequipeño, Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso, quien fue un poeta y revolucionario independentista peruano. En el plano literario, es más conocido por haber dado cabida en su creación a los yaravíes (cantos sentimentales de origen popular).
A pesar de su vivió pocos años, ha dejado un legado literario muy resaltante para los peruanos (incluso, me atrevería a decir para la misma Literatura Latinoamericana). Sus obras, que normalmente han sido por influencia de amores y desamores, han provocado que se consolide como el precursor del Romanticismo literario en América y el iniciador de una literatura auténticamente peruana.
En sus 200 años de conmemorar el fallecimiento del poeta, me ha provocado compartir su biografía, para tener presente la identidad cultural bien encendida, y dejar así encendida la poesía, los yaravíes, las fábulas, etc. De Melgar en cada uno de nosotros. A propósito de esta gloriosa celebración, la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa acaba de lanzar una colección de obras de connotados autores arequipeños que se encuentra disponible en línea en formato PDF. La descarga es gratuita. Es así que aquí puedes encontrar su Poesía Completa.
Nacimiento
1786. El padre del poeta, Juan de Dios Melgar Sanabria, se casa con Andrea Valdivieso y Gallegos.
1790. Nació en Arequipa Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso.
¿Cuándo nació exactamente?
Es muy polémico, discutible para los biógrafos precisar la fecha exacta, pues recordemos que históricamente, hacemos alusión a una fecha remota, para la cual nos limitamos a puntualizar. Pues, se trata que los días a deliberar sean 8 o 10 de agosto. Recordemos que en el primero se celebrar el día de San Mariano, y en el segundo el día de San Lorenzo.
Al principio, hubo un descuido al buscar la partida del nacimiento de Melgar en la parroquia de Santa Marta, como la iglesia más cercana a la casa familiar, sin tener en cuenta que durante los días virreinales esta era parroquia de «naturales», o de indios.
Años después, el estudioso doctor Alberto Ballón Landa encontró en uno de los libros de la parroquia del Sagrario (lugar de bautizos de «españoles», peninsulares o criollos) el asiento buscado. El texto completo de la partida es el siguiente:
«Año del Señor de mil setecientos noventa, en doce de agosto. Yo el Licenciado don Mathias Banda, Teniente de cura Rector de esta Santa Iglesia Catedral de Arequipa, bauticé, puse óleo y crisma a una criatura, a quien puse por nombre Mariano Lorenzo, hijo legítimo de don Juan de Dios Melgar y de doña Andrea Baldivieso. Fueron sus padrinos don Juan Antonio Velarde y Neira y doña María Ampuero, a quienes advertí la obligación y parentesco espiritual, y lo firmé ut supra. Mathias Banda».
Pero el día de su bautizo no convence que también haya sido el día de su nacimiento. Entonces, para aquellos años, la costumbre era de bautizar a los recién nacidos a los dos días, en este caso, Mariano habría nacido el 10 de agosto. A propósito, el doctor F. Javier Delgado, en un informe emitido en setiembre de 1910, después de descubierta la partida y en su carácter de secretario del Concejo Provincial de Arequipa, se decidió por el 10 de agosto, día de San Lorenzo. «El (nombre) de Mariano –decía uno de los párrafos de su informe– lo recibió sin duda por ser de costumbre también que lleven este nombre los niños que nacen en el novenario, quincena o mes dedicados al culto de la Santísima Virgen en sus diversas advocaciones, estando consagrada la primera quincena de agosto a la de la Asunción, bajo la cual fue proclamada patrona de Arequipa».
Incluso, llegaron a caer en error. En 1891 se llegó hasta el extremo de celebrar con solemnes ceremonias el supuesto centenario de su nacimiento, y se colocó en su casa natal, entre entonados discursos y entre flores, una placa de bronce con una leyenda equivocada. «En esta casa –decía la inscripción que se mantuvo con su inexactitud años tras años– nació el eminente poeta y mártir de la patria Mariano Melgar, el 8 de setiembre de 1791».
Finalmente, para los esperanzadores, la fecha exacta la dará, pues, la aún desconocida partida de nacimiento.
Lo que sí es más fácil de reconstruir es su vida de estudiante, porque investigaciones han perfilado sus años arequipeños, al par que hecho luz entre tanto dato confuso favorecido por la leyenda.
DATO CURIOSO
Su hermano José Fabio Melgar afirmaba que a los tres años ya sabía leer y escribir. También que a los ocho años dominaba tan bien el latín a tal punto que lo enseñaba a sus compañeros de estudio. Otros afirman que antes de cumplir los diez años ya dominaba el inglés y el francés.
A temprana edad inició sus estudios en la escuela que funcionaba en el Convento de San Francisco de su ciudad natal. Fue el primer colegio público al que asistió Mariano Melgar, no sólo por el prestigio que tenía sino posiblemente por la circunstancia material de que la Iglesia y el convento quedaban sólo a unas tres calles y en la misma recta de su casa.
Tampoco se conoce exactamente cuándo empezó a estudiar allí. Sólo se sabe que en 1807, terminado ese aprendizaje y cuando ya había cumplido diecisiete años de edad, hizo su ingreso en el más alto centro de estudios de Arequipa: el Seminario Conciliar de San Jerónimo. El dato concreto de ese ingreso está consignado en el acta de examen que se conserva en el respectivo Libro de estudios del Seminario arequipeño y que a la letra dice así:
«Examen privado de Filosofía de Don Mariano Melgar manteísta.
«En el Colegio S(eminari)o de S. Gerónimo de esta ciudad, a 19 dias del mes de septiembre de 1807 años, D. Mariano Melgar, manteísta, se presentó ante mí el Vice-rector Lic. D. Eusebio Nieto, pa. ser examinado de toda la Filosofía qe. Cursó en el Convento de Ntro. P.S. Francisco de esta ciudad, habiendo obtenido de antemano licencia del Sor. Rector pa. dho. efecto, y habiéndosele examinado al citado D. Mariano mereció la aprobación pr. haber contestado sobre las materias qe. se le tocaron: en virtud de esta examen fue admitido a cursar la Teología en calidad de manteísta pagante. Y pa. qe. Conste y obre los efectos qe. Convengan se pone esta partida, fha. ut supra.
«Lic. Eusebio Nieto»
1807. El 19 de setiembre, Mariano aprobó el examen de ingreso al Seminario Conciliar de San Gerónimo, para estudiar Filosofía y Teología. Su acceso a la nutrida biblioteca de dicho Seminario, conocida como una de las más completas de Arequipa (si no la más completa), lo familiarizó con las obras clásicas y de la Ilustración. Se dedicó a hacer traducciones de Virgilio y Cicerón.
Diecisiete años tenía el poeta, y ya estaba incorporado en el seminario, listo para iniciar su Teología.
1810. Gracias a sus brillantes estudios, se hizo merecedor a una beca de gracia y se encargó interinamente de la clase de Gramática en el Seminario. Había ascendido ahora a profesor de Latinidad y Retórica (1809); Física y Matemáticas (1810); y Filosofía (1811-1813).
DATO CURIOSO
Aurelio Miró Quesada ha recordado la ropa que para entonces exigían las Constituciones de 1807:«Su ropa tenía que reducirse a lo siguiente: bonete negro, chupa y calzón del mismo color o azul obscuro, sobretodo azul con mangas, sombrero negro para las salidas al campo, zapatos gruesos con botones o con cinta ordinaria, medias que no fueran de seda (las de seda estaban prohibidas aún para los pagantes); y, otro género azul, y beca roja con un escudo en que se llevaba la imagen de Nuestra Señora de la Asunción».
1810. El 21 de septiembre, recibió las órdenes menores, de manos del obispo Luis Gonzaga de la Encina y Perla, sucesor de monseñor La Rosa.
1812. Por razones amorosas, abandonó la carrera eclesiástica y viajó a Lima para estudiar leyes, pero no se sabe si logró graduarse de doctor. Lo que sí, es que llegó para estudiar derecho en los claustros de San Carlos, coincidiendo su estancia en la capital con las manifestaciones en favor de la Independencia.
Amores y Desamores
Su primer amor fue Melissa (cuyo verdadero nombre era Manuelita Paredes, hija del Tesorero Fiscal de Arequipa), pasión que pronto se truncaría. Luego se enamoró con pasión de su prima en segundo grado, María Santos Corrales, mejor conocida como Silvia. Nacida el 1º de noviembre de 1797, y bautizada dos días después, era hija de Josef Corrales y de Manuela Salazar. Esta tormentosa pasión fue la que empujó a Melgar a abandonar la carrera eclesiástica. Sus padres decidieron entonces enviarlo a Lima, para que estudiara leyes. No conforme con ello, regresó a Arequipa para encontrarse con Silvia, pero ésta la convenció a que obedeciera los deseos paternos, por lo que volvió a Lima.
Por aquellos años se abocó hacia literatura y empezó a ser conocido por su poesía, todavía enmarcada en los moldes clásicos.
1812. Con ocasión de la elección del cabildo constituyente en Arequipa, el 9 de diciembre, escribió por encargo una oda, que sería posteriormente conocida como «Oda a la libertad».
1813. El 29 de marzo, dedicó su «Oda a la soledad» a José María Corbacho y Abril, su compañero en el seminario y en la Sociedad o Tertulia Literaria de Arequipa.
Su estancia en Lima coincidió con la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 y los festejos realizados en homenaje a José Baquíjano y Carrillo por haber sido designado consejero de Estado. Dedicó entonces a este personaje una «Oda al Conde de Vista Florida», donde expone el sentimiento de la mancomunidad hispanoamericana.
1814. De regreso a Arequipa, en marzo, sufrió la indiferencia de Silvia. Al aparecer, la actitud de Silvia obedecía al deseo de sus padres (de ella), que por algún motivo rechazaban al poeta. El dolor afectó gravemente su salud. Todo su drama amoroso lo concentró entonces Melgar en su conocida «Carta a Silvia», en la que expresa en 522 versos cómo conoció el amor y el dolor, hasta la aparición y pérdida de su amada. De esa época también data, al parecer, su célebre «Soneto a la Mujer».
DATO CURIOSO
Para olvidar a Silvia, se dedicó a leer y traducir a Ovidio, además de consagrarse al trabajo de campo en el valle de Majes (al oeste de Arequipa). Su cercanía con los trabajadores agrícolas, le pone a la escucha de las variantes mestizas del antiguo harawi o canto quechua, que adopta para componer sus más célebres composiciones de carácter sentimental: los yaravíes.
«(...) por Silvia amo a mi Patria con esmero y por mi Patria amada a Silvia quiero».
El sacrificio por la libertad
1814. En agosto estalló la rebelión del Cuzco bajo la dirección de los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua.
1814. En noviembre, Melgar, que se hallaba en Majes, se dirigió a Chuquibamba para enrolarse a las tropas patriotas que se unían al ejército de Pumacahua, quien avanzaba desde el Cuzco para capturar Arequipa. Dada su preparación intelectual fue nombrado auditor de guerra. La campaña resultó inicialmente exitosa para los patriotas, que obtuvieron la victoria de la Apacheta y ocuparon Arequipa. Sin embargo, poco después, la reacción realista los obligó a abandonar la ciudad blanca y dirigirse hacia Puno.
1815. El 28 de febrero, el jefe patriota Vicente Angulo firmó en Ayaviri una oferta de paz dirigida al general realista Juan Ramírez Orozco, documento que se supone fue escrito por Melgar.
1815. El 11 de marzo del mismo año, se libró la batalla de Umachiri, entre las fuerzas patriotas y las realistas, en la actual provincia de Melgar del departamento de Puno. Melgar resistió valerosamente en la dirección de artillería, pero consumada la derrota de los patriotas, fue persuadido a que huyera y le proporcionaron un caballo. Sin embargo, fue finalmente capturado por los realistas, y de manera rápida, se constituyó un tribunal improvisado en el mismo campo de batalla, siendo juzgado sumariamente y condenado a muerte.
1815. El 12 de marzo, a los 24 años, Melgar fue fusilado. Y Silvia contaba con solo 17 años.
Se dice que cuando el jefe del pelotón pretendió ponerle una venda sobre los ojos, Melgar la rechazó diciendo: «Póngansela ustedes que son los engañados porque América será libre antes de diez años». Su profecía habría de cumplirse pues en 1824 la libertad de América se sellaría en los campos de Junín y Ayacucho.
1833. El 16 de setiembre, los restos de Melgar fueron trasladados a Arequipa y al día siguiente fueron enterrados en el recién inaugurado cementerio de la Apacheta.
La mayor parte de su obra fue publicada de manera póstuma. En 1827 fue editada en Ayacucho la «Carta a Silvia». En junio del mismo año El Republicano de Arequipa publicó cinco fábulas. En 1831, en el mismo periódico, aparecieron una serie de Canciones (sólo a partir de 1861 serían llamadas «yaravíes»).
DATO CURIOSO
En 1833, con el sello de la Imprenta del Gobierno, se editó su traducción de Remedios de amor del poeta latino Ovidio, a la que denominó como el Arte de olvidar.
1878. Se imprime en Nancy, Francia, la primera compilación de Poesías de Mariano Melgar, a cargo de su sobrino Manuel Moscoso Melgar. El libro, dedicado «a la juventud arequipeña», lleva un prólogo del jurista Francisco García Calderón, (en ella incluye: una Carta a Silvia; 5 odas (Al autor del mar, Al conde de Vista Florida y A la libertad, principalmente), 5 elegías, 5 fábulas, 2 sonetos y 10 yaravíes), y «Una noticia biográfica del autor, cuyas bellas condiciones personales, novelescos amores y trágica muerte interesan más que sus obras» escrita por José Fabio Melgar, hermano menor del poeta.
En lo poco que dejó, sin embargo, se puede ver nítidamente su talento y su pasión.
1964.
El 2 de julio, en reconocimiento por su actuación en las primeras
batallas por la independencia, el gobierno del Perú reconoció
oficialmente a Mariano
1971. La Academia Peruana de la Lengua publica por primera vez sus Poesías Completas, aquí reeditadas junto a Historia y leyenda de Mariano Melgar, 1790-1814 de Aurelio Miró Quesada (Lima, 1907 – 1998). Se trata de una edición ampliada, pues reúne en total 71 yaravíes (en vez de los 10 de la edición de 1878), por citar solo un ejemplo.
1995. Enrique Carrión Ordóñez dedicó a Melgar una biografía integral.
OBRA LITERARIA
Según Aurelio Miró Quesada y otros especialistas, la obra de Melgar se puede clasificar de la siguiente manera:
- Poesía filosófica (odas y cuartetas)
- Poesía cívica (odas y octavas)
- Poesía laudatoria (odas, sonetos, octavas)
- Poesía amatoria (elegías, rimas provenzales, sonetos, décimas, canciones varias, octavas, glosas)
- Epístolas, yaravíes, fábulas y epigramas
- Traducciones y paráfrasis.
POESÍA
La poesía de Melgar, sostiene Alberto Tauro, «ostenta valores que hacen digna de admiración, pues anticipa al romanticismo e inicia el nacionalismo literario. Es sentimental; denota amor a la naturaleza, a su pueblo, a la libertad y a la tradición del país; desdeña el rigor de los preceptos clásicos, al adoptar el verso libre y el yaraví, en el cual se asociación los ritmos del harawi incaico y de la poesía española.
YARAVÍES
«El yaraví -dice F. García Calderón- es el ¡ay! que emite el alma cuando está agobiada por un pesar o por un amor desgraciado. No es el acento ardoroso del odio, ni la devoradora expresión de la venganza; es el gemido del que ve perdido su amor y continúa queriendo».
Los yaravíes casi siempre son canciones tristes sobre amores desafortunados. A pesar de su formación neoclásica, la obra de Melgar presenta rasgos prerrománticos: sentimentalismo, amor por la naturaleza, culto a la libertad y fervor patriótico. También resulta prerromántico su interés por las inquietudes del pueblo y su asimilación de una forma mestiza de canción muy extendida en los Andes, el yaraví, en que el idioma es el español pero la música y la temática resultan andinas. Los yaravíes de Melgar significaron el triunfo de esa veta popular entre las capas urbanas y cultas, especialmente en Arequipa, donde un yaraví melgariano es considerado como una especie de himno de la «patria chica».
Hay que aclarar que Melgar no inventó el yaraví, como algún apresuramiento se llega a decir a veces, sino que fue el primero que intentó de modo sistemático dar salida en versos españoles a sentimientos indios; en este rasgo reside su originalidad. Compuestos originalmente en lengua quechua, se escribieron luego en español; rural en sus comienzos, el yaraví pasó a la ciudad, y la «quena» se unió o se reemplazó con la guitarra. El centro de esa transformación criolla fue Arequipa, y Melgar el poeta más excelente y de más fuerza dramática. Su poder de atracción es aún tan grande que sus yaravíes siguen cantándose y llorándose noche tras noche en Arequipa.
Aurelio Miró Quesada ha distinguido al yaraví como el símbolo de «la canción triste, la nostalgia india, la lamentación amorosa, el quejido». Ese común denominador asegura la fisonomía del yaraví. Puesto que los temas se refieren de pronoto a alguna crueldad, ya a la funesta memoria de un objeto amado, ya al olvido injusto de un amante, ya a la desesperación de una imaginación celosa, y ya a las tiranías del amor.
Los yaravíes son composiciones en metros, desde el punto de vista estrictamente literario, los yaravíes de Melgar son algo ingenuos, y su versificación es a menudo defectuosa, pero alcanzan un singular dramatismo con la música y con los acentos doloridos de los cantores. Constituyen además una manifestación sumamente interesante del mestizaje cultural en América.
En el siglo XVIII, con la iniciación de la conciencia nacional y los anuncios del Romanticismo, alcanzan nuevo impulso, sobre todo en el sur del Perú, y ya con el carácter específico de poesía triste, de lamentación y soledad.
Elegías
- Elegía I (¿Por qué a verte volví, Silvia querida?)
- Elegía II (¡Oh dolor! ¿Cómo, cómo tan distante)
- Elegía III (¿Por qué se aflige, si la noche llega...)
- Elegía IV (Mustio ciprés que viste)
- Elegía V (Cuando recuerdo los penosos días)
Odas:
Designa un poema de extensión más larga que corta cuyo tema es celebrar algún acto público o alguna función cívica o religiosa. El poema de Melgar cabe perfectamente dentro de este modelo. Los modelos clásicos datan de la antigüedad griega (las "odas" de Píndaro son celebraciones famosas de las antiguas olimpiadas) y de los romanos (el poeta romano Horacio era sin duda el modelo más inmediato de Melgar). El «redescubrimiento» de la «oda» corresponde con el comienzo del humanismo intelectual en Europa, es decir, viene de principios del siglo XV. El poema de Melgar es «neo-clásico», pues, en la aceptación más precisa del término: intenta copiar una forma poética de la antigüedad, una forma que había sido revindicada en la poesía culta del renacimiento. Claro está, al comienzo del siglo XIX este modelo poético -el neoclasicismo- ya estaba superada en Europa desde hace décadas, y su sobrevivencia en Latinoamérica puede entenderse como un indicio de la dependencia cultural de las colonias americanas.
- A la libertad
- A la soledad
- Al sueño
- Al autor del mar
- Al Conde de Vista Florida
Fábulas:
- «El ruiseñor y el calesero» (1813)
- «El murciélago» (1827)
- «Los gatos» (1827)
- «El cantero y el asno» (1827)
- «Las abejas» (1827)
- «El asno cornudo» (1827)
- «Las cotorras y el zorro» (1830)
- «Las aves domésticas» (1831)
- «El Sol» (1891)
- «La ballena y el lobo»
Epístola
- «Carta a Silvia»
Sonetos:
- «La mujer»
- «A Silvia" Yaravíes (71)
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