5 de septiembre de 2014

LA ANTIMORTALIDAD DE NICANOR PARRA EN SUS 100 AÑOS



«Hoy es un día azul de primavera, creo que moriré de poesía, de esa famosa joven melancólica no recuerdo ni el nombre que tenía. Sólo sé que pasó por este mundo como una paloma fugitiva: la olvidé sin quererlo, lentamente, como todas las cosas de la vida».
Nicanor Parra


NOMBRE ORIGINAL: Nicanor Segundo Parra Sandoval

NACIÓ: 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico

PADRE: Nicanor Parra

MADRE: Rosa Clara Sandoval Navarrete
NACIONALIDAD: Chilena

OCUPACIÓN: Poeta, profesor e investigador

GÉNEROS: Poesía

MOVIMIENTOS: Antipoesía

PERÍODO: 1935 -

GÉNERO: Poesía

MOVIMIENTOS: Antipoesía

CÓNYUGE: Ana Troncoso
                    Inga Palmen
                    Rosa Muñoz
                    Nuri Tuca

DESCENDENCIA: Catalina
                               Ana Francisca.
                               Alberto Nicanor.
                               Ricardo Nicanor, “el Chamaco”
                               Colombina Violeta
                               Juan de Dios (Barroco)

En un transitar por los días, y el presente año, me di con la grata sorpresa que, un escritor, que rompió los esquemas en su estructura y contenido de escribir, cumplía hoy, 100 años, pero no es suficiente, esos 100 años lo celebraría con nosotros (estemos juntos a él o no) pero él aún está vivo y como tal, celebrará, con mucho orgullo, y disfrutará aceptar una década de nacimiento. El ya, reconocido escritor, Nicanor Parra, ha podido construir su propia escritura en base de su ingenio y creatividad, que al propósito no deja de lado la intención de transmitir el mensaje.

Poeta chileno que, junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro, está considerado uno de los grandes de la poesía de su país, y una de las mayores voces de la lírica latinoamericana. 

Nicanor Segundo Parra Sandoval es un poeta, matemático y físico chileno cuya obra ha tenido una profunda influencia en la literatura hispanoamericana. Considerado el creador de la antipoesía, caracterizada por el uso de un tono mundano y sencillo para hablar de temas cotidianos, Parra es, en palabras de Harold Bloom, «incuestionablemente, uno de los mejores poetas de Occidente». El mayor de la Familia Parra —cantera de connotados artistas y músicos de la cultura chilena—, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura 1969 y con el Cervantes 2011, entre otros.

Parra es el superviviente del grupo más señero de poetas chilenos contemporáneos, junto a Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y el también premio Cervantes, Gonzalo Rojas. Parra ha ejercido enorme influencia, entre otros, en el novelista Roberto Bolaño.

Parra creó la antipoesía hace cincuenta años. A diferencia de Neruda, sus versos no dan cuenta explícita de las mujeres que han inspirado su vida.

En una entrevista el 3 de diciembre del 2011: vive medio escondido, alejado de todo, en una casa frente a las negras olas del Pacífico. El chileno Nicanor Parra, poeta de referencia en lengua castellana, ha completado la compilación de su obra en un libro plagado de poemas visuales e inéditos y rompe su silencio. «Nunca fui el autor de nada, siempre he pescado cosas que andaban en el aire», asegura.

Es un hombre, pero podría ser otra cosa: una catástrofe, un rugido, el viento. Sentado en una butaca baja cubierta por una manta de lana, viste camisa de jean, un suéter beis que tiene varios agujeros, un pantalón de corderoy. A su espalda, una puerta vidriada separa la sala de un balcón en el que se ven dos sillas y, más allá, un terreno cubierto por arbustos. Después, el océano Pacífico, las olas que muerden rocas como corazones negros.

Es un hombre, pero podría ser un dragón, el estertor de un volcán, la rigidez que antecede a un terremoto.

Llegar a la casa de la calle Lincoln, en el pueblo costero de Las Cruces a 200 kilómetros de Santiago de Chile, donde vive Nicanor Parra, es fácil. Lo difícil es llegar a él.

Nicanor. Nicanor Parra. Oriundo de San Fabián de Alico, hijo primogénito de un total de ocho venidos al mundo de la unión de Nicanor Parra, profesor de colegio, y Clara Sandoval. Tenía 25 años cuando la Segunda Guerra, 66 cuando mataron a John Lennon, 87 cuando lo de los aviones y las Torres. Nicanor. Nicanor Parra. Hay quienes creen que ya no está entre los vivos.

Las Cruces es un poblado de dos mil habitantes protegido del océano Pacífico por una bahía que engarza a varios pueblos: Cartagena, El Tabo. La casa de Nicanor Parra está en una barranca, mirando el mar. En el antejardín, una escalera desciende hacia la puerta de entrada en la que un grafiti, pintado por los punkis locales para que nadie ose tocarle la vivienda, dice: «Antipoesía». En el pasillo que conduce a la sala, anotados con fibrón en la pared con su caligrafía de maestro, los nombres y los números telefónicos de algunos de sus hijos: Barraco, Colombina.

El pelo de Nicanor Parra es de un blanco sulfúrico. Lleva la barba crecida y no tiene arrugas: solo surcos en una cara que parece hecha con cosas de la tierra. Las manos bronceadas, sin manchas ni pliegues, como dos raíces pulidas por el agua. Sobre una mesa baja está el segundo tomo de sus obras completas -Obras completas & algo (1975- 2006)- publicado cinco años después del primero por Galaxia Gutenberg, una edición a cargo del británico Niall Binns y del español Ignacio Echevarría, con un prefacio de Harold Bloom, que dice «(...) creo firmemente que, si el poeta más poderoso que hasta ahora ha dado el Nuevo Mundo sigue siendo Walt Whitman, Parra se le une como un poeta esencial de las Tierras del Crepúsculo». A fines de los ochenta, cuando aún vivía en Santiago, Parra dejó de dar entrevistas y, aunque siempre ha habido excepciones, las preguntas directas lo disgustan de formas impensadas, de modo que una conversación con él está sometida a una deriva incierta, con tópicos que repite y a los que arriba con cualquier excusa: sus nietos, el Código de Manú, el Tao Te King, Neruda. 
En el presente árbol genealógico, le puedes dar click para ampliar la imagen.


Chillán 1927, Nicanor Parra, el Tito, a los 13
años, con su primer traje de pantalón largo.
1914. El poeta nació en el seno de una modesta familia en San Fabián de Alico, cerca de Chillán, provincia de Ñuble, y desde pequeño alternó su residencia entre Santiago, Lautaro, Ancud y Chillán. Creció en un ambiente artístico, ya que su padre, era profesor primario y músico, y su madre, era, «tejedora y modista de origen campesino, también tenía aficiones artísticas y solía cantar canciones folclóricas».

1923. Inicia su educación en escuelas de Lautaro, Ancud y Chillán. Conoce el mar en Chiloé.

1927. Ingresó en el Liceo de Hombres de Chillán, hoy Liceo Coeducacional «Narciso Tondreau», donde cursó hasta el quinto año de Humanidades.

1932. Partió a Santiago para terminar la educación secundaria en el Internado Nacional Barros Arana gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ahí conoció a Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con los cuales tuvo gran afinidad artística.

1933. Ingresa al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile a estudiar Matemática y Física. También tomó Ingeniería, Derecho e Inglés, pero pronto los abandonó. Paralelamente, trabaja como inspector en el Internado Nacional Diego Barros Arana, como una forma de financiar sus estudios.

¿Qué es anticuento?

Los anticuentos surgen como un deseo de contar en muy pocas palabras una historia profunda, que logre conmover al lector y hasta le dé ganas de volver a leerla. El nombre «Anticuentos» no quiere decir que lo que están por leer es un «no cuento», no, todo lo contrario, solo es algo diferente del cuento al que estamos acostumbrados a leer; por ejemplo, no poseen marco de la narración, es decir, desaparece el …« Hace mucho tiempo, en un lugar desconocido….una princesa y…. », en cambio, comienzan con la siguiente oración: «Esta es la historia de…» o «... Esta es una historia que ...»para luego pasar directamente al núcleo narrativo. En esa primera oración corta ya se presenta una evaluación que preparará al lector para la historia que está por contarse. Esa es la primera característica; la segunda es la ausencia de calificaciones del sustantivo; todos sabemos que los adjetivos calificativos son los que hacen no solo a la caracterización de los personajes sino también a la de los objetos y situaciones.

1935. En ese colegio comenzó a publicar, junto a Millas y Pedraza, la Revista Nueva, donde apareció su primer anticuento, Gato en el camino. Más tarde fue profesor en su alma máter, donde llegó a ser director de Física, cargo al que renunció en 1968.

¿Qué es la antipoesía?

La antipoesía utiliza elementos del lenguaje común modificándolos al extremo del absurdo como manera de atraer la atención del lector. Es una escritura autocrítica, festiva, burlona acerca del lenguaje, el objeto y el autor, que quiere cuestionar y demoler todos aquellos elementos y valores tradicionalmente sobreentendidos a la poesía. Su discurso suele estar constituido por saltos, exabruptos y reflexiones imprevistas.

El antipoema se caracteriza principalmente por la ruptura entre la forma exterior y la interior. 

El tema, habitualmente contemporáneo y de interés colectivo, es tratado con desenfado, humor o ironía, mediante un lenguaje popular, lo que impide al lector la identificación emotiva con la situación expuesta, priorizando la reflexión sobre los aspectos tratados.

1937. Inició su labor literaria, con la publicación de Cancionero sin nombre. Este poemario fue relegado por el propio autor a su prehistoria poética, aunque destaca por su estilo antihermético, en el ámbito de una corriente que propugna el retorno a la claridad expresiva.

1937. Regresó a Chillán para desempeñarse como profesor de matemáticas y física en el liceo donde había estudiado. Al año siguiente obtiene el Premio Municipal de Santiago por su contribución a la física y la matemática.

1938. Cancionero sin nombre gana el Premio Municipal de Poesía de Santiago. Participa en el acto de bienvenida a Gabriela Mistral en Chillán.

1939. Cumple funciones pedagógicas en Santiago. Lee con intensidad a Walt Whitman en una traducción del poeta uruguayo Armando Vassur. Escribe dos libros que permanecerán inéditos: Simbad el marino y Dos años de melancolía. La Sociedad de Escritores de Chile incluye su nombre en la antología 8 Nuevos Poetas Chilenos.

1940. Contrae matrimonio con Anita Troncoso y nace su hija Catalina.

AMORES DE NICANOR PARRA

[ENTREVISTA: LUNES 6 DE DICIEMBRE DEL 2010]

Las puertas de la casa que Nicanor Parra tiene en Las Cruces están abiertas. La de la reja que da a la calle Lincoln y también la principal, ésa que alguien pintarrajeó de negro con la leyenda «antipoe-sía». Una mujer joven sale al paso, Nicanor no sabe de esta visita, pero la mujer promete averiguar si está dispuesto a recibir gente. El autor de El hombre imaginario parece cansado y luce una barba de varios días, pantalones de cotelé, zapatos claros, camisa, chaleco y una chaqueta de cuero que le queda grande. Camina sin prisa, sosteniendo entre sus manos una taza con té.

Cuando se entera de que el objetivo de esta visita es averiguar sobre sus musas, Nicanor se queda en silencio. «Tremendo tema», masculla de pronto, sin muchas ganas pero gentil. Dice que está cansado, que han sido días de festejos por su cumpleaños número 90, que no se siente bien. La respuesta para contrarrestar nuestra insistencia ya la tiene preparada.
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- Estoy entre paréntesis, especialmente en ese tema ­explica. Se pone firme y repite: ­Estoy entre paréntesis. Esa es mi respuesta.

Nicanor Parra nunca ha hablado sobre las mujeres que inspiraron sus versos. Tampoco sobre aquellas con las que se casó, con las que tuvo hijos, con las que vivió intensos romances. A diferencia de Neruda, quien dedicó explícitamente obras completas a sus mujeres, Parra ha sido un poeta discreto. Un caballero sin memoria, entre paréntesis.

DATO CURIOSO
Hubo algunas, sin embargo, que dejaron huellas y por escrito. Los versos de Aromos, publicado en Canciones rusas, son para Inga Palme, la mujer de origen sueco con quien Parra se casó en 1951. En El obrero textil, «aquella joven inexplicable» sería Nury Tuca, su última esposa, la madre de sus hijos Juan de Dios y Colombina. Y esa mujer «imaginaria» que inspiró las líneas de El hombre imaginario también tendría nombre y apellido.
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- Ah, ella murió... ­lamenta Nicanor, en la puerta de su jardín. No quiere hablar más, al parecer. Sigue siendo ese personaje impenetrable que él ha construido, que no da entrevistas, que se ha acostumbrado a que lo traten como si fuera una estrella de rock. Parra no ha bebido una gota de té y, sin permitir avanzar un paso, dice adiós con la misma gentileza inicial. ­Estoy cansado, lo siento, han sido días muy duros.

El auto ya tomaba rumbo a Santiago cuando Nicanor hace una seña con la mano. «Espere», dice. «Tengo algo que puede servirle, justo cuando usted llegó estaba escribiendo un poema sobre ese tema».

Parra camina hacia el garaje, donde está estacionado el Escarabajo que todavía conduce en la costa, pero que, ni por nada, manejaría en Santiago. Allí tiene una mesa, una silla, un tinto sin descorchar, varios libros y unos cuantos cuadernos. Un espacio estrecho a modo de escritorio con una vista deslumbrante de la playa de Las Cruces. Las ventanas permiten que el sol entre a destajo.

Nicanor quiere mostrar su último texto. Por lo estrecho de su escritorio improvisado, invita a su casa y es en la terraza donde da lectura a La Sagrada Familia, que ha escrito en hojas blancas con su clásica caligrafía.
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- Se lo entrego solo porque tengo la jeta caliente ­lanza Parra, entre risas. ­Estoy en el estado de ánimo de quien escribe un poema, si lo leo en una semana más lo boto al basurero.

Lo que rescató de la basura es, en sus palabras, «un poema de amor muy ambicioso, porque está en el núcleo del cristianismo. San José, la Virgen, Jesús... ». El José de Parra es un padre platónico, al que sólo le basta con que le digan papá.
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- Eso dice el autor. El hablante lírico del poema, como dicen los críticos. A mí, que me registren. No-no-no, esta no es poesía confesional ni autobiográfica.
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- Pensando en el poema, ¿usted está más platónico, entonces?

­- Más platónico que aristotélico, ¿y qué otra cosa puede hacer un viejo?

EL ILUMINADO

Hace un año, en la casa que Nicanor tiene en La Reina, el poeta Francisco Véjar fue testigo de un episodio de este tenor. Amigo de Parra desde hace años, lo acompañaba cuando llegaron a visitarlo dos muchachas. Eran jóvenes, no mayores de 25 años, y «realmente coqueteaban con él», recuerda Véjar. «Ambas le dejaron el número de su teléfono celular, y después de que se fueron, Nicanor me dijo: “Pancho, caramba, ellas me piden amor aristotélico, y yo lo único que les puedo ofrecer es amor platónico”».

Los juegos de palabras se le dan bien a Nicanor. No por nada es quien es. El candidato al Nobel, el poeta del homenaje constante, el referente cultural de la izquierda y la derecha, el hombre que a los noventa años no pierde su atractivo. El escudo del amor platónico es algo que Parra ha mencionado antes, como la mejor manera de mantenerse a resguardo.

Sergio Badilla conoció a Parra en un encuentro de escritores en Viña del Mar, allá por 1967. En ese entonces, el joven poeta Badilla supo de las maneras con que Nicanor, a esas alturas un vate consagrado, conquistaba a las mujeres.

«Tenía un amor casi infantil, les mandaba recaditos», describe Badilla. Sigue: «Siempre hacía un poema cuando se enamoraba de una mujer. Estoy seguro de que debe haber repartido muchos, en diferentes encuentros. Así comenzaba, con una actitud casi ingenua, muy suave, casi romántica. Era capaz de hablar despacito, como iluminado».

Así era cuando Parra quería conquistar a una mujer. Luego de que conseguía la atención de su objetivo, Nicanor retrocedía. Se volvía misterioso, un galán poco común, nada de atrevido. Badilla explica esa estrategia: «Parra combina esa capacidad increíble que tiene no solo en las letras, sino que también en lo científico. Es un hombre vinculado a la física superior, un hombre de laboratorio, de ensayo. Si combinamos estas dos vertientes, lo que sale es una mezcla de pólvora, un hombre impredecible. Un hombre imaginario, como dice él».

El recientemente fallecido Julio Ortiz de Zárate Burchard, compañero de Parra en el Instituto Pedagógico, le contó a su hija Beatriz de un primer amor al que el poeta cortejó con estas artes, las de la escritura. «Le escribió una carta de amor a Toya Cornejo, compañera de ambos en el Pedagógico», rememora Beatriz. «Fue un amor platónico, la cortejaba a través de las palabras. Entonces las niñas eran más difíciles que las de ahora. Mi papá decía que Nicanor se escondía y la miraba entre los árboles».

Toya Cornejo se encontró con Julio Ortiz de Zárate hace unos años. Según la hija de este, la mujer todavía conserva la carta de Parra.

PRIMER AMOR

El más temido crítico chileno del siglo XX, Alone, ya aplaudía a un juvenil Parra, «el más pujante y sonriente, floral y festivo de los poetas nuevos… impetuoso, divertido, soñador de pronto y lejano, imprevisible, inagotable, familiar, exquisito… extraordinario… a cuyo lado los demás se disuelven o huyen, graves, mínimos, inmóviles…».

Todo lo que Alone vio lo han visto sus mujeres, ¡una muchedumbre!, casi todas sin rostro ni rastro. Hay algunas excepciones, empezando por las tres madres de sus seis hijos.

1940. El primer tiempo en que Beatriz Ortiz de Zárate frecuentó a Parra fue en su infancia, cuando el poeta estaba casado con su primera esposa, Ana Troncoso. Muy importante fue su mujer de los 26 años. El matrimonio de la pareja había sido en 1940 y ya tenía a sus tres hijos, Catalina, Francisca y Alberto.

1943. Viaja a Estados Unidos a estudiar mecánica avanzada al medio en la Brown University, mediante una beca del Institute of International Education. En aquella época ya escribe sus antipoemas y es parte de la escena literaria nacional. Lee en inglés al poeta Walt Whitman.

1946. Regresa y se incorpora a la Universidad de Chile como profesor titular de Mecánica Racional.

1948. Es nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de esa institución docente y al año siguiente parte a Inglaterra gracias a la beca del Consejo Británico con la intención de estudiar cosmología en Oxford. Su paso por esos países, particularmente la inmersión en la vida cotidiana de dos sociedades desarrolladas, y su oposición a la poesía tradicional de Pablo Neruda, son fundamentales en la gestación de sus antipoemas. Eran los años en que todavía ejercía una doble militancia: la poesía y la ciencia.

Para que su esposa no se quedara sola mientras él estaba en Inglaterra, Nicanor le pidió a Julio Ortiz de Zárate que se mudara, junto a su familia, a la casa donde vivían Anita y los niños. Beatriz tenía unos seis años. Dice que Anita era una mujer alegre y hermosa, morena de ojos rasgados, de pelo negro hasta la cintura y con «un cuerpo escultural». Beatriz no recuerda más de esos años pero supo después, por su padre, que cuando Nicanor regresó de Inglaterra, en 1951, estaba enamorado de otra mujer. La sueca Inga Palme.

1949. Viaja a Inglaterra, con beca del Consejo Británico. Estudia cosmología con E. A. Milner, permaneciendo en Gran Bretaña hasta 1951. Lee a Ezra Pound, T. S. Eliot, William Blake, Franz Kafka y se interesa en el psicoanálisis freudiano. 
SEGUNDO AMOR

1951. Vuelve a Chile, casado con la sueca Inga Palmen, para seguir con su labor docente en la Universidad, hasta que la Fundación Gugenheim le condujo de nuevo a Estados Unidos con el objeto de continuar sus estudios en el campo de la física, lo que le supuso una intensa actividad investigadora que no le impidió desarrollar el ejercicio poético. En los Anales de la Universidad de Chile aparece una selección de sus antipoemas. 
Según Sergio Badilla, Parra prefiere las mujeres jóvenes, «de estrato social relativamente alto, intelectuales, vinculadas a las letras o al arte».

El mismo Nicanor, en una entrevista que le hizo el escritor José Donoso en 1960, reconoce que siempre le han gustado «las mujeres altas, rubias, muy vistosas». A propósito de Inga Palme, su segunda esposa, diría: «Inga me pareció la muchacha más hermosa que jamás había visto. Y me casé con ella en Londres. Yo soy una persona caótica sentimentalmente y, a pesar de eso, Inga siempre ha estado junto a mí y me ha apoyado. Es la persona con la que cuento en la vida, que me comprende y sabe perdonarme».

UN AMOR FRUSTRADO

Beatriz Ortiz de Zárate tenía unos doce años cuando Nicanor Parra e Inga Palme visitaron la casa de sus padres. «Ella era una mujer rubia, muy amable, muy gentil y muy enamorada de Nicanor. Él también se veía enamorado de ella», recuerda Beatriz. Tiempo después, sus padres se encontrarían con Inga en el centro, sola, y esta les habría confesado que Nicanor «hizo un viaje y ha traído a otra sueca, es terrible».

La «otra sueca» era Sun Axelsson, poeta de unos 23 años a quien Parra conoció en Estocolmo. Sun era la novia del poeta y traductor Lasse Söderberge, pero quedó encantada con Parra. 

¿Qué es flir-teador?

Intentar agradar a una persona, conversando con ella, tratándola con cariño y atención para establecer una relación amorosa pasajera o duradera.

Sergio Badilla, quien vivió en Estocolmo muchos años, conoció la historia de boca de Sun Axelsson: «Nicanor ve a una morena de ojos azules y, como él siempre fue muy flir-teador, comienza a agasajarla. Nicanor tendría unos 44 años, pero eso no importa. El poeta es siempre joven de alma».

Mientras está en Estocolmo, Nicanor se queda en la casa de Sun, en el barrio sur de Estocolmo. Luego viaja a Pekín y le trae de regalo un rollo de seda negra, cruda, de China. Sergio Badilla asegura que Sun Axelsson, hoy de unos 70 años, todavía conserva ese obsequio. Y que ella misma le ha dicho que los meses que vinieron después, en los que Nicanor se quedó en su casa, fueron «meses de felicidad».

En la entrevista que le hizo José Donoso, Parra explica su fascinación por las mujeres suecas: «Es como si el sexo no tuviera importancia para ellas y buscan el placer sin inhibiciones y, si es posible, sin amarras de orden sentimental. Es cierto que estoy hablando de un ambiente muy liberado, el mundo que corresponde a los “beatniks”, y a los “angry young men”, y me imagino que existirán allá, como en todas partes, ambientes con costumbres muy diferentes. Pero la libertad sexual de los países nórdicos es algo..., bueno, que no nos podemos imaginar en Chile. Yo, que no soy ningún santo, me sentía allá un verdadero mojigato».

Lo que vino después de la fascinación mutua entre Nicanor y Sun Axelsson fue confuso. El poeta regresó a Chile, junto a Inga, y al tiempo Sun decidió venir tras él. Sólo cuando llegó a Santiago se enteró de que Parra estaba casado. Sun Axelsson ha escrito libros contando su despecho. Ha dicho que Nicanor habló con su hermana Violeta para que se hiciera cargo, que la dejaba encerrada, que no quería que viera a nadie y que no le creyó cuando enfermó de tifus. En las continuas discusiones sobre el esquivo Nobel para Parra se ha hablado del daño que el despecho de Sun Axelsson ha causado en la campaña por el premio, y si bien la sueca ya declaró que perdonó a Nicanor, tiene a su haber tres libros en los que menciona su historia con el poeta. 
«Sun no solo va a escribir en contra de Nicanor», reconoce Sergio Badilla, «sino que lo ignora. Ella es la gran traductora del idioma español al sueco, y en una antología le publica un poemita y lo pone a la altura de poetas como los de mi generación, que por entonces no teníamos ni siquiera una obra hecha. Eso es ningunearlo».

Cuando Beatriz Ortiz de Zárate conoció a Sun, tenía unos diecisiete años. Era una joven estudiante de Bellas Artes. Le presentaron a la sueca el mismo día en que conoció a Enrique Lihn y Jorge Teillier, quien después sería su esposo. De Sun, recuerda: «Tenía cara de leona, con grandes ojos verdes. Proponía una gran libertad sexual».

Años después de la ruptura, Nicanor escribiría en Aromos: «Paseando hace años/ Por una calle de aromos en flor/ Supe por un amigo bien informado/ Que acababas de contraer matrimonio./ Contesté que por cierto/ Que yo nada tenía que ver en el asunto./ Pero a pesar de que nunca te amé/ -Eso lo sabes tú mejor que nadie­-/ Cada vez que florecen los aromos/ ­-Imagínate tú­-/ Siento la misma cosa que sentí/ Cuando me dispararon a boca de jarro/ La noticia bastante desoladora/ De que te habías casado con otro».

Ante su amigo Francisco Véjar, Nicanor Parra reconoció que estos versos escritos en 1967 eran para Inga Palme.

1952. Realiza nuevos avances en la poesía no tradicional, montando junto a Enrique Lihn, Alejandro Jodorowsky y otros la poesía-mural quebrantahuesos, hecha con recortes de diarios.

1954. Aparece Poemas y antipoemas, su segundo libro, «que produjo un corte radical en la poesía chilena e hispanoamericana, y marcó la irrupción del modelo antipoético». El sistema antipoético incluye entre sus elementos un personaje antiheróico, humor, ironía, sarcasmo y un verso cuyo léxico y sintaxis no obedecen al modelo literario clásico, sino al lenguaje cotidiano. En su país, este nuevo estilo de poesía fue apoyado públicamente por el crítico literario Ignacio Valente, quien ha resultado ser uno de sus máximos divulgadores.

A partir de allí se le conoció como el antipoeta por excelencia, lo que tuvo confirmación en La cueca larga (1958). Esta obra, que alude en su título al ritmo musical chileno por excelencia, desarrolla el tono antirretórico y popular, abriéndose a las canciones, también debido a la relación del poeta con su hermana, la célebre cantautora Violeta Parra.

DATO CURIOSO

Luego de la publicación de «Poemas y antipoemas», Parra recibe numerosas invitaciones de organizaciones internacionales de escritores. Viaja en plena Guerra Fría por diferentes partes del mundo sin importar la ideología. Ante la situación mundial critica ambos bandos, lo que genera molestia de parte de ambos sectores en Chile. Lo llaman «payaso de la burguesía» y «tonto útil de izquierda».

1959. Invitado al Congreso Mundial de la Paz en Pekín, vuela primero a Estocolmo, debido a que los viajes a los países del socialismo real, en esa época de la guerra fría, eran controlados por los organismos de seguridad occidentales. Visita a Artur Lundkvist, entonces secretario permanente de la Academia Sueca, y en casa de este conoce a la escritora Sun Axelsson, con quien se unirá sentimentalmente y que motivará, luego, el viaje de ella a Chile.

El mismo Parra ha dicho sobre su obra: «Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa».

1960 (toda la década). Fue especialmente activa en cuanto al número de publicaciones de Parra y brillante por sus aciertos. Versos de salón (1962) cambió el sujeto pasivo de los antipoemas por un sujeto activo, muy agresivo y delirantemente enérgico; Discursos, que apareció el mismo año, fue publicado de forma conjunta con Pablo Neruda. Le siguieron Manifiesto (1963) y Deux Poèmes (1963), en edición bilingüe en francés y castellano.

Parra es también un artista que ha expuesto su obra visual en Estados Unidos, España y, por supuesto, Chile. Su exposición mediática Obras públicas (2006), presentada en el Centro Cultural Palacio de La Moneda, mostraba una instalación titulada El pago de Chile, en la cual aparecían ahorcados todos los presidentes de ese país, lo que causó gran impacto. El mismo año presentó el volumen Obras completas I & algo +, que fue el más vendido en la Feria Internacional del Libro de Santiago.

TERCER AMOR

1963. Desde que Beatriz Ortiz de Zárate se casó con el poeta Jorge Teillier, ella comenzó a frecuentar la casa que Nicanor Parra tenía en La Reina. En los ’60, Rosa Muñoz, una joven morena, linda, con poca formación, llegó a su casa en plan de trabajo, y terminó siendo la madre de su cuarto hijo, Ricardo Nicanor, el Chamaco. Por entonces, Parra estaba casado con Rosita Muñoz, quien fue empleada del poeta.
 
«Nicanor decía que Rosita tenía ojos de estrella, era su reina, él se enamoró de ella», dice Beatriz, quien llegó a conocer bastante a Rosita. «Era morena, de ojos muy lindos, muy aguda y muy brillante. Le tenía todo impecable a Nicanor; una dueña de casa espléndida, una anfitriona maravillosa que sabía callar. Tenía el mismo tipo de Anita Troncoso, como una de las bellezas pintadas por Gauguin».
 
UN AMOR MISTERIOSO 

No hay correspondencias explícitas entre Rosita Muñoz y la literatura parriana. Sí existen pistas de otra mujer de características físicas similares a Ana Troncoso y Rosa Muñoz. Se trata de Mónica Silva, una mujer citada textualmente en un verso de Parra.
Francisco Véjar supo de ella: «En uno de los dormitorios de su casa de La Reina hay una foto ampliada. Nicanor me dijo que era la verdadera Mónica Silva, y la suya correspondía a la belleza tradicional chilena. Me dijo: “Para que te des cuenta, Pancho, Mónica Silva existió en la vida real, es ella”. No me habló mayores detalles».
 
CUARTO AMOR 

Después de Rosita Muñoz, Nicanor volvió a enamorarse de una rubia muy joven, de ojos azulísimos. «Una mujer bellísima», le han dicho a Francisco Véjar. Ella fue Nury Tuca, la madre de los hijos más jóvenes de Nicanor Parra, Juan de Dios y Colombina.

«Fue un romance muy fuerte, nada de pasajero, pero también muy conflictivo», asegura Véjar. Y eso porque a Parra, según su amigo, le gustan no sólo las mujeres más bellas, sino que también «complicadas».

Pero ninguna de las anteriores ha permanecido por tanto tiempo en el amor y recuerdo de Parra como una joven de 32 años que fue su pareja por sólo dos meses. Separada o en crisis matrimonial, Ana María Molinare Vergara, egresada del Santa Ursula, «era lo que yo soñaba y que a los 64 años creía haber encontrado», le dijo al profesor de Literatura Chilena Leonidas Morales Toro, en el libro Conversaciones con Nicanor Parra. Le confesó algo más, sobre el dolor al ser abandonado: «Yo debería haber hecho lo que ella hizo. Se suicidó. No por mí, y no en ese tiempo, sino años más tarde. Sobreviví gracias al taoísmo».

Francisco dice que a Nicanor le queda cierta nostalgia de sus amores inconclusos. No todos, sin embargo, han tenido la trascendencia del que sostuvo con Ana María Molinare, la mujer que inspiró los versos de El hombre imaginario.
Este amor inspiró a Parra un texto que suena como un mantra invocando a la divinidad: El hombre imaginario. Poema que según cuentan lo alienta a seguir con vida. «Lo escribí con una pistola sobre el escritorio. Era eso o el suicidio», dijo más tarde. Por decisión de Parra fue leído ante los príncipes de Asturias. Sin embargo, nadie del entorno de Ana María parece dispuesto a hablar de esta musa tan importante. Una de sus hermanas, Catalina, ex Miss Maja Chile 1971, que vivía en Madrid por esos años, asegura no saber nada. «Mis hermanos tampoco dirán más. Para la familia no es tema», agrega. 
Cristián Warnken aseguró que es «el mejor poema de amor y dolor en castellano». Que por esto merece el Nobel. En sus versos finales, se lee: «Y en las noches de luna imaginaria/ sueña con la mujer imaginaria/ que le brindó su amor imaginario/ vuelve a sentir ese mismo dolor/ el mismo placer imaginario/ y vuelve a palpitar/ el corazón del hombre imaginario».
En la visita que Francisco Véjar le hizo a Parra hace un mes (aprox. 6 de noviembre del 2012), el poeta le confesó que estuvo enamorado de Ana María.
«Ana María Molinare era una mujer de carácter, como lo es también Nicanor», aclara Véjar. Se conocieron a fines de los 70, ella estaba separada y tenía unos 34 años. Nicanor le doblaba la edad. Vivieron juntos un par de años y, por lo que cuenta una de sus amigas, la relación entre ambos fue «muy intensa y fuerte. Se trató de un amor apasionado, muy romántico para ella. Estaba fascinada con él, se sentía muy querida y él era un gran poeta. Por esos años ya había un grupo que lo postulaba al Nobel».
«Estaban en etapas distintas», agrega esta misma fuente, explicando por qué la relación no prosperó. Varios años después del término de su relación con Nicanor, Ana María murió en forma trágica, al caer de su departamento.
Han pasado ya tres décadas. Y algunas semanas atrás, cuando Parada lo visitó, el poeta le pidió rescatar una foto de ella. Es que el tiempo suele no curar nada. El poeta se quejó hace 12 años. «¿Puede creer que haya pasado tanto tiempo y todo haya sido siempre igual?». Como en el álbum Lágrimas negras, podría cantar «se me olvidó que me olvidé»
La belleza, gracia y figura elegante de Ana María Molinare son recordadas por Nuri Tuca, la mujer de Parra hasta poco antes de ese encuentro: 
—Creo que, después de mí, (Ana María) es la más importante de su vida. Después de terminar con Nicanor estuvo un tiempo largo fuera de Chile, y volvió muy inestable por algo que nunca supe. Era el anuncio de su fin. 
OTROS AMORES 
Es probable que después de ella haya habido otras mujeres. Francisco Véjar conoció a la última, con la que vivió al menos hasta 1996. Tres años antes, Véjar llegó a Las Cruces junto a Antonio Avaria y Jorge Teillier y les abrió la puerta una muchacha muy joven, que vestía short y polera. Les dijo que Nicanor dormía la siesta, que regresaran más tarde. «Se llamaba Andrea Lodeiro», recuerda Véjar. «Cuando volvimos, ella estaba vestida elegantísima y Nicanor había puesto tasas muy finas para servir el té. Todas las veces que la vi, ella estaba muy incorporada a la vida cotidiana de Nicanor Parra. Si necesitaba un libro ella sabía dónde estaba y se lo traía. Eran pareja, de andar tomados de la mano». Francisco coincidió nuevamente con ambos en el invierno de 1994, en un encuentro de escritores en Temuco. «Andaban juntos para todos lados y Nicanor estaba muy contento, muy orgulloso de presentarla».
 
Los dolores por Ana María no impidieron que más tarde Parra viviera otro gran amor con una linda jovencita llamada Andrea Lodeiro. Con ella inició una intensa relación cuando tenía 78 años, que duró hasta después de los 82. Ahora, ella, experta en temas de inteligencia, se desenvuelve en un medio militar-académico, y prefiere que su nombre no sea conocido por esa relación con Parra, a quien llama «el Nicanor»
—Prefiero no hablar. Creo que el Nicanor merece todo el respeto del mundo y es el hombre más importante en mi vida. Le puede incomodar cualquier cosa que diga. Lo privado es nuestro, ¿por qué debería estar en una revista? 
— ¡Pero si ya está!, y existen versiones contradictorias. ¿No será mejor que lo esencial se conozca por boca suya? ¿Por qué el misterio? 
—Porque no sólo lo amé, sino que sigue siendo, después de 15 años, el hombre más potente que he tenido a mi lado y preferiría mantenerme al margen de cualquier análisis. No es cómodo. Lo he vivido en carne propia, pues cada vez que el Nicanor me menciona, no me gusta. Sé lo que se siente. 
— ¿Está molesta con él? 
— ¡No! Somos muy amigos… Hablamos por teléfono a veces; también a veces lo voy a ver. 
— ¿La relación le dejó un buen recuerdo? 
—El mejor de todos. Es un hombre fundamental en mi vida. Diría que mi lealtad y mi cariño se mantienen casi intactos. Después de mis dos hijos, no existe otra persona tan importante para mí. 
— ¿Cuándo y cómo lo conoció? 
—A ver… en 1989. Llegó a dar una charla al Liceo Fleming, de Las Condes, donde yo estudiaba. Fui a saludarlo. Le tenía mucha admiración. Y le pregunté si lo podía ir a ver. Lo visitaba de vez en cuando, para consultarle cosas. Nuestra vida en común se inició sólo en 1992 y concluyó casi en 1997. Fue un lento proceso. Te empiezas a dar cuenta que resulta muy importante para tu vida, se hace inevitable estar juntos. 
—Tenía usted unos 20 años y él 78. ¿Le pareció una edad adecuada para esa relación? 
—Vivo sin ponerle nombre a las cosas. No medí las consecuencias. ¡Y qué importa! Nació en forma natural y es muy-muy importante para mí. 
—Natural. Resulta fácil imaginar a una adolescente encandilada con alguien que para miles de jóvenes es casi una estrella de rock. 
—No es así. El Nicanor de mi vida no es el personaje, es el hombre. Nunca me relacioné con «el personaje». Lo admiro y lo admiré siempre, pero siento mucho pudor cuando pienso que alguien crea que me acerqué a él para que me diera buena sombra. Luego de estudiar periodismo me dediqué al tema de la inteligencia, me relacioné más con militares que con literatos. 
Andrea creó la revista AAInteligencia, la dirigió por 10 años y ahora es su editora principal. Sigue soltera y ha tenido dos hijos, uno ya adolescente. 
—Se ha escrito por ahí que un día usted se fue de la casa de Nicanor diciéndole a gritos: «¡Estoy esperando un hijo, que no es tuyo!»
—Fue bastante menos caricaturesco de lo que cuentan. Pero, efectivamente, un día nuestra relación debía terminar. Era el proceso casi natural, por la diferencia de edad. No podía ser mi pareja para siempre. A veces las cosas tienen que tomar otro rumbo, y eso ocurrió, simplemente. Nadie podrá extrañarse. 
Nicanor y Andrea se habrían separado después de 1996. Ese año fue el lanzamiento de Hojas de Parra, la última vez que Francisco Véjar los vio juntos. «Estuve muy cerca suyo en esa época y Nicanor quedó muy mal después de esa separación. Estuvo muy enamorado. Después de la Andrea y de ese desgarro vino el discurso del anacoreta, de quien se retira al bosque y renuncia».
Según el Código de Manú, el anacoreta se va solo y desnudo al bosque. Así lo explica el propio Parra, al menos. En la terraza de su casa de Las Cruces, sentado sobre una silla blanca, de plástico, Nicanor ha desmenuzado todos los pasos que debe seguir un hombre superior según el manual de vida de los hindúes. Al igual que el anacoreta, Parra está solo; no sabemos si es feliz. «A Nicanor le hizo falta una señora, una mujer que fuera su pareja en el mundo espiritual, emocional. Él no lo reconoce ni lo dice, pero siento que le hizo falta», había mencionado Francisco Véjar. Luego del discurso del anacoreta, esas palabras cobran sentido.
­La pregunta sería la siguiente ­interpela Parra, como si fuera, de nuevo, un profesor dictando cátedra ­ ¿A qué se va solo el anacoreta al bosque? Se va en pos de Brahma. Usted se preguntará quién es Brahma. Alma universal de la que fuimos mutilados contra la voluntad divina, por unos demonios disfrazados de dioses...
Nicanor hace una pausa y parece, por fin, fuera del embelesamiento que le provocan los preceptos orientales. Abandona el discurso de docente que ha sostenido por más de una hora, y confiesa:
­«Yo leí esto tardíamente. Llegué a Las Cruces como un anacoreta de 80 años. Hacía tiempo que tendría que haber sido asceta. En términos generales, salvo error u omisión, a mí me parece que esta es la cosmovisión más coherente en materia de sociabilidad... A propósito de qué llegamos a este punto, ¿se acuerda?»
A propósito del amor platónico. El único del que ahora Parra se siente capaz. 
«La Anacoreta». El repliegue. Parra se niega a dar entrevistas y permanece aislado en su casa de Las Cruces. Tampoco le gusta que le tomen fotos, por lo que opta por taparse la cara. De ahí la foto tomada por Claudio Pérez. 
En el proceso creativo desarrolla los “artefactos visuales”, pertenecientes a lo que él llama “Basurarte”, objetos abandonados son reutilizados. 
1965. Traducción al ruso de una antología de sus poemas a cargo de Margarita Aliguer. En Cuba, participa como jurado en el Concurso Literario Casa de las Américas y también realiza recitales y talleres. Visita México. 
1966. Profesor visitante en la Universidad de Louisiana, Estados Unidos. Realiza lecturas poéticas en universidades estadounidenses y peruanas. 
1967. Publica Canciones rusas (Santiago, Nascimento), obra dedicada a Margarita Aliguer, su traductora al ruso. La Municipalidad de Chillán, su ciudad natal, lo declara Hijo Ilustre. Aparece la antología bilingüe Poems and Antipoems (New York, New Directions). 
1969. Publicación de Obra Gruesa (Santiago, Nascimento), antología que reúne casi la totalidad de su obra. Recibe el Premio Nacional de Literatura en Chile. 
La última fase de su poesía está representada sobre todo por Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), seguida de Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1978). Inspirándose en un personaje extravagante de la actualidad chilena, el poeta creó a través de esta pantalla un efecto de extrañamiento. Al mismo tiempo, estas obras atestiguan la relación constante del autor con el mundo popular, del que extrae continuamente elementos sugerentes, en formas renovadas. La compilación Hojas de Parra (1983-1996) y Poemas para combatir la calvicie (1996) son sus más recientes publicaciones.

1970. Es invitado al encuentro de escritores organizado por la Biblioteca del Congreso de Washington. En aquella instancia fue recibido inesperadamente por la esposa del presidente de Estados Unidos, Pat Nixon, episodio que se conoce como la «taza de té» y derivó en el repudio de la izquierda chilena. 

Nicanor Parra con Pat Nixton en la Casa Blanca.

Dada la situación, Parra se aleja y decide expresarse a través de sus artefactos, con los que responde ante los ataques. «El Energúmeno es un sujeto contradictorio, rebosante de vida, en conflicto permanente con los demás y consigo mismo. De un Energúmeno chileno se puede esperar prácticamente todo. Se abanica hasta con la propia idea de revolución», sentencia.

1970. Estreno del montaje «Todas las colorinas tienen pecas o sólo para mayores de 100 años», basado en textos de Obra Gruesa. Los ensayistas chilenos Hugo Montes y Mario Rodríguez publican Nicanor Parra y la poesía de lo cotidiano, uno de los primeros estudios extensos de la obra de Parra. 
1971. Nuevamente viaja a Estados Unidos. Ofrece talleres y recitales en la Universidad de Columbia, Nueva York. En esta ciudad publica una versión artesanal de Los Profesores (Antiediciones Villa Miseria). Al regresar a Santiago, confecciona sus primeros poemas-objetos. 
1972. Publicación de Artefactos (Ediciones Nueva Universidad). Obtiene la Beca John Simon Guggenheim. Se publica también una edición bilingüe de Emergency Poems (New Directions). Aparece Poesía rusa contemporánea (Santiago, Ed. Nueva Universidad) con textos en castellano a cargo de Nicanor Parra. Por primera vez se señala su nombre como candidato al Premio Nobel. 
1976. El cineasta Carlos Flores filma un documental sobre su vida y su obra, denominado Cachureos. Recibe la designación como miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Publicación de Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui (Ediciones Galería Época). La compañía de teatro La Feria, estrena en Santiago Hojas de Parra, obra basada en textos del antipoeta. 
1979. Publicación de Nuevos Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (Valparaíso, Ediciones Ganymedes). 
1980. Lee por primera vez en público su poema «El hombre imaginario» en el Salón Filarmónico de Santiago. 
«El ecologista». A partir de la lectura del Tao te king, Parra se compromete con la naturaleza. Nace el ecopoeta, se define como ecologista y preocupado de recuperar la democracia. «El método ecológico es una crítica al sistema, pero desde un ángulo nuevo, que no está contaminado todavía con los ideologismos», dice en los ’80. 
Finalmente, después de 50 años, llega al término de su carrera como docente en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile, donde enseñó literatura a sus estudiantes de Ingeniería. 
1983. Publicación de Chistes para desorientar a la poesía (Santiago, Ediciones Galería Época). Publicación de los antivillancicos Coplas de Navidad (Santiago, Ediciones Minga). En noviembre, publica Poesía política (Santiago, Editorial Bruguera). Participa en el Primer Encuentro de Cultura Hispanoamericana en Bogotá, Colombia. 
1984. Homenaje en Santiago por los setenta años que cumple el poeta. Lectura poética en el Madison Square Garden, Estados Unidos. 
1985. Publicación de Hojas de Parra (Santiago, Ediciones Ganymedes). Obtiene el Premio Richard Wilbur por la edición norteamericana de Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui y Nuevos Sermones y Prédicas del Cristo de Elqui (University of Missouri Press, 1984), distinción otorgada por la Asociación Americana de Traductores (ALTA). 
1987. Nuevo viaje a Estados Unidos, allí realiza recitales en universidades y participa en la Segunda Feria Latinoamericana del Libro (New York). Asiste a las sesiones de un seminario sobre su vida y su obra organizado por la Universidad de Chicago. Viaja a España para tomar parte en la Bienal Internacional de Poesía en Madrid. 
1988. Durante su permanencia en Santiago, dedica su tiempo a la realización de sus «trabajos prácticos». Junto con Sergio Marras trabaja en el proyecto Fotopoemas.

1989. En Bhopal (India) participa en el Festival Mundial del nacimiento de Jawaharlal Nehru. En Chile, forma parte del homenaje al centenario del nacimiento de la poetisa Gabriela Mistral, participando en las Jornadas Mistralianas, organizadas por el Departamento de Artes y Letras de la Facultad de Educación, Universidad del Bío-Bío, Chillán.
1990. Traduce al español «El Rey Lear» de William Shakespeare para el Teatro de la Universidad Católica de Chile. Participa en el Primer Encuentro Hispanoamericano de Poesía, Universidad de Santiago (Chile). Expone sus Obras Públicas en el Encuentro Nacional de Artes realizado en el Centro Cultural de la Estación Mapocho (Santiago de Chile). 
1991. Doctor Honoris Causa. Universidad de Brown. Premio Prometeo de Poesía. Recibe el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe «Juan Rulfo» en la IV Feria Internacional del Libro de Guadalajara, ocasión donde pronuncia: «Mai mai peñi. Discurso de Guadalajara». 
1995. «Also Sprach Altazor», discurso pronunciado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. La Universidad de Nueva York lo postula al Premio Nobel de Literatura. 
1997. La Universidad de Concepción, Chile, encabeza la segunda postulación del poeta al Premio Nobel. Premio Luís Oyarzún por la Armonía de la Naturaleza. Universidad Austral, Chile. Discurso de sobremesa: «Aunque no vengo Preparado». Recibe la Medalla Gabriela Mistral del Gobierno de Chile. 
1998. La Universidad de Talca, Chile, le otorga la Medalla Abate Molina. 
1999. Discurso de sobremesa: «No me explico Sr. Rector». Universidad de Chile. Discurso pronunciado en la Ceremonia de Inauguración del Año Académico en que le fue otorgada la Medalla Rectoral.
2000. En julio, Machitún-2000, grupo que tiene por objetivo difundir la obra de Nicanor Parra, anuncia la postulación del poeta a la versión 2001 del Premio Nobel. La Universidad de Harvard le dedica un seminario. El College Saint Catherine de la Universidad de Oxford lo recibe como Honory Fellow. El Congreso Internacional de autores en Santiago de Chile le entrega una medalla de oro y la Casa América de Madrid, le dedica la Semana de Autor. Es nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad del Bío-Bío, Chile. 
2001. La Universidad de Chile postula a Parra al Premio Nobel, apoyada por la totalidad de las Universidades chilenas pertenecientes al Consejo de Rectores y por las universidades españolas Complutense de Madrid y de Valencia. Se organizan diversas acciones de apoyo a dicha postulación tanto en Chile como en el extranjero. La Corporación del Patrimonio Cultural de Chile y la Universidad de Chile le otorgan el Premio Bicentenario. Recibe en noviembre el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, galardón instituido por el Patrimonio Nacional de España y la Universidad de Salamanca. Ambas entidades editan la antología Páginas en blanco. La selección y edición de los textos estuvo a cargo de Niall Binns, profesor de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid. 
2010. En septiembre, días después de cumplir 96 años, Parra comenzó una huelga de hambre en apoyo a la treintena de comuneros mapuche que ayunaban desde el 12 de julio del mismo año.
PREMIO CERVANTES 
2011. El 1 de diciembre, fue galardonado con el premio Cervantes, convirtiéndose en el tercer chileno —después de Jorge Edwards en 1999 y Gonzalo Rojas en 2003 — en ganar el Nobel hispanoparlante. Carmen Caffarel, directora entonces del Instituto Cervantes, expresó: «el Premio Cervantes reconoce esta vez no solo la valía de un creador universal, sino también la necesidad de la búsqueda de nuevas formas de expresión y la exploración de las fronteras comunicativas del ser humano». Este premio, creado en 1975 por el Ministerio de Cultura español, está dotado con 125.000 euros y reconoce la figura de un escritor que, con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico. 
DATO CURIOSO
Debido a la avanzada edad del poeta, Parra no pudo asistir a la premiación, yendo en su lugar su nieto Cristóbal Ugarte.

«En estos momentos y en la distancia mi abuelo se formula la siguiente pregunta: “¿Se considera usted acreedor del Cervantes?”. “Claro que sí” “¿Por qué?” “Por un libro que estoy aún por escribir”», dijo el nieto del poeta.
Las palabras de Ugarte estuvieron plagadas de referencias literarias, y alternó versos de los poemas y antipoemas de Parra ya que, dijo, «fueron estos lo que merecieron la cariñosa atención del jurado para considerarlo acreedor al llamado Nobel de las letras hispanas»
Aunque en la ceremonia no pudo estar el poeta, sí estuvo la máquina de escribir con la que redactó muchas de sus obras, y a la que el chileno denomina «la máquina del tiempo».

La máquina ha sido depositada el martes 24 del 2012 junto con un poema inédito, que no debe abrirse «hasta dentro de cincuenta años», en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes.
El príncipe Felipe calificó a Parra de «gemelo» de Cervantes, considerando que «el mayor logro literario cervantino fue liberar la escritura de las normas que la atenazaban y dejar fluir las palabras – palabras del común- para que buscaran nuevos espacios de significación».

Por su parte, el ministro de Cultura español, José Ignacio Wert, destacó que la de Parra es «una obra extensa, original y sorprendente» en la que el galardonado «se nutre de lo que es, de lo que siente, de lo que vive, de lo que ve».
2012. El 7 de junio, fue galardonado con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, siendo elegido de manera unánime por su gran trayectoria, por su aporte al enriquecimiento del lenguaje poético latinoamericano, por su humor, su ironía, su mirada infatigablemente crítica y por la extraordinaria diversidad de sus búsquedas como antipoeta, poeta visual y traductor. El jurado estuvo conformado por los chilenos Claudio Bertoni y Pedro Gandolfo, el cubano Virgilio López, el inglés Niall Binns y la argentina Valeria Zurano. El premio correspondió a 60 mil dólares, más un diploma y una medalla. Al ser informado de la noticia por el Ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke vía telefónica, Parra señaló: No es la primera vez que me dan un premio que no merezco y espero que no sea la última (...) Me querellaré contra quienes resulten responsables.

En sus 100 años, visita con frecuencia el puerto de San Antonio, recorre el mercado, pasea en su escarabajo gris y comparte con los lugareños.

PREMIOS

Nominado muchas veces sin éxito para el premio Nobel, recibió en cambio muchos otros como el Internacional Juan Rulfo, el Prometeo de Poesía, el Municipal de Santiago, el Juan Said de la Sociedad de Escritores de Chile, el del Sindicato de Escritores de Chile, el Bicentenario y, en el 2001, el X Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Además, su trabajo poético ha sido estudiado en varias de las más importantes universidades de Estados Unidos, donde se han filmado incluso dos películas sobre su vida y su obra, partiendo de varios de sus recitales. 
OBRAS 
1937 - Cancionero sin nombre 
El primer libro que publicó. Allí "incorporó la figura métrica del romance, el desarrollo narrativo de los poemas y el hablante poético como personaje de los versos. Según la crítica especializada, el modelo de este poemario fue el Romancero gitano de Federico García Lorca, aunque ya existen elementos que prefiguran la antipoesía. La sintonía con el romance provino del conocimiento de la cultura tradicional campesina que lo rodeó desde niño". 
1954 - Poemas y antipoemas
Su obra fundamental, compuesta por tres partes: Cantos a lo humano, Poemas y Antipoemas. En esta obra abandonó su poesía hasta entonces simbólica y desesperanzada por otra más folclórica, irónica, de acentos escandalosos y muy vinculada a la realidad. El libro fue acogido como una obra revolucionaria en el ámbito de la poesía hispanoamericana de aquellos años. Sobre todo en Chile, dominado entonces por el tono solemne y grandioso de Neruda, el coloquialismo del autor significó un profundo cambio e introdujo un modelo alternativo, abierto a la ironía y el humorismo. La antipoesía planteaba una reacción contra la función metafísica de la poesía y su sacralización y se adhería a una línea fundamentalmente antirromántica, comprometida políticamente y desmitificadora. 
1958 - La cueca larga
1960 - Antipoemas 
1962 - Versos de salón 
1963 - Manifiesto 
1967 - Canciones rusas 
Es más elaborado, y alterna la antipoesía con la recuperación del lirismo con un neosimbolismo intimista. 
1969 - Los vicios del mundo moderno 
1969 - Obra gruesa
Le permitió reunir en un solo volumen la "antipoesía" del autor, con la incorporación de nuevos textos. Ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de Literatura, que le consagró definitivamente. 
1971 - Los profesores 
1972 – Artefactos 
Inaugura una nueva etapa de su obra: es un libro en forma de caja, que contiene decenas de postales en las que se establece una contraposición entre palabra e imagen. El punto en común de estos textos es la exasperación del sarcasmo, que intensifica su efecto gracias al estilo epigramático. Alrededor del poeta empezaron a manifestarse algunas voces de desacuerdo, precisamente por la ironía feroz que a veces parece lindar con el cinismo. Las polémicas se hicieron más encendidas después de los dramáticos acontecimientos de 1973, cuando el autor fue acusado de mantener una postura ambigua respecto a la dictadura militar. 
1977 - Sermones y prédicas del Cristo de Elqui 
1977 - Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui
1981 - El anti-Lázaro 
1982 - Poema y antipoema de Eduardo Frei
1983 - Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas 
1983 - Chistes pa/r/rá desorientar a la policía/poesía 
1983 - Coplas de Navidad 
1983 - Poesía política 
1985 - Hojas de Parra 
1993 - Poemas para combatir la calvicie 
1996 - Objetos prácticos, más tarde calificados de Artefactos visuales 
1997 - Nicanor Parra tiene la palabra, prólogo y compilación de Jaime Quezada 
2001 - Páginas en blanco. 
2002 - Artefactos visuales, dirección obligada, Dirección de Extensión / Pinacoteca, Universidad de Concepción. 
2004 - Lear Rey & Mendigo. 
2006 - Discursos de sobremesa. 
2006 - Obras completas I & algo + (1935-1972), con prefacio de Harold Bloom, introducción de Niall Binns y prólogo de Federico Schopf; edición supervisada por el autor; Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona. 
2009 - Poesía y antipoesía, Clásicos Castalia. 
2011 - Obras completas II & algo + (1975-2006), Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona. 


2012 - Así habló Parra en El Mercurio, entrevistas dadas al diario chileno entre 1968 y 2007; El Mercurio-Aguilar, Santiago.


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